POPULISMO TRIBUTARIO

Los argumentos con que varios diputados y dirigentes de LIBRE están intentando forzar la aprobación de la mal llamada «Ley de Justicia Tributaria», no tienen ninguna base que sea coherente con la necesidad de mejorar los ingresos del gobierno por la vía tributaria. Por las declaraciones de la diputada Ligia Ramos de LIBRE, podemos colegir que, además del desconocimiento del aspecto tributario y sus fines, hay una obstinación por destruir la economía. En el contexto de la libertad económica, por ingenuidad o por ignorancia bruta, resulta ingenuo creer que para mejorar los ingresos del gobierno se resuelve poniéndoles más impuestos a las empresas.

Ya en otra ocasión nos hemos referido a las tesis de dos grandes economistas estadounidenses, expertos en los temas de la hacienda pública, los profesores Arthur Laffer y Charles Mills Tiebout. El profesor Laffer de la Universidad del Sur de California, famoso por su teoría de «la curva» según la cual un elevado incremento de los impuestos, por la vía que sea, llámese como la quieran llamar los políticos, no produce mayor recaudación, sino todo lo contrario: una disminución de los ingresos públicos al gobierno. Pero, ya varios siglos antes, el economista árabe Abenjaldún, les demostró a quienes creían que más impuestos traían más ingresos públicos, que el resultado era negativo, y que más impuestos solo producen menos ingresos al fisco.

El recordado presidente John F. Kennedy de EEUU, en la campaña electoral de 1960, manifestó a los estadounidenses que imponer más impuestos traía como consecuencia una menor recaudación tributaria para el Estado. Por su parte el profesor Mills Tiebout de la Universidad de Washington, desarrolló su famoso modelo, según el cual el contribuyente «vota con los pies» cuando respalda a aquellos políticos partidarios de que leyes como la «Ley de Justicia Tributaria» crean condiciones más favorables para todos.

Una ley como la llamada «Ley de Justicia Tributaria» tendría efectos negativos porque sus objetivos son básicamente de consolidación fiscal para el gobierno, para poder contar con dinero suficiente para sus programas que son eminentemente políticos. Nuestro sistema fiscal necesita reformas que sean razonables y solidarias, que elimine aquellas deficiencias que desincentivan a los inversionistas y talentos extranjeros, obligándolos a que busquen mejores condiciones en otros países. 

El presidente salvadoreño Nayib Bukele acaba de adoptar una medida que es contraria a la «Ley de Justicia Tributaria». Bukele logró que la Asamblea Nacional le aprobara una ley de incentivo a los inversores extranjeros que les permite establecer sus empresas en El Salvador, sin pagar impuesto sobre la renta, lo cual es algo único en la historia. Una oferta muy atractiva que sin duda aprovecharán muchas empresas de estos y otros lados para establecerse en El Salvador. La propuesta de Bukele es inmejorable, y es concordante con las teorías de los economistas más acreditados, que sostienen que entre menos impuestos a las empresas, habrá más inversión, y por consiguiente más generación de puestos de trabajo que es el factor clave para el crecimiento económico de un país.

En Honduras, es lamentable que el Gobierno de Libertad y Refundación se obstine en imponer más impuestos a través de la «Ley de Justicia Tributaria», porque aunque traten de engañar a la población con explicaciones populistas, científicamente está demostrado por economistas reconocidos como Arthur Laffer y Mills Tiebout, que el objetivo del gobierno de incrementar sus ingresos fiscales no se resuelve elevando los impuestos a las empresas, olvidando los postulados de que, a mayores impuestos menos ingresos fiscales.

Si los diputados, por ignorancia o por oportunismo político, o porque creen que eso les abonara más votos en una próxima contienda electoral, deciden apoyar la llamada «Ley de Justicia Tributaria», deben saber que le harán un flaco favor a la población hondureña, porque este proyecto de ley tributaria es creado para engordar las ubres del gobierno, que requiere de sumas cuantiosas para cumplir con su proyecto de clientelismo político, que consiste en poner dinero en la mano a las personas para garantizarse votos.

Deben saber los diputados que la llamada «Ley de Justicia Tributaria» es una gran falacia, toda una vorágine de creatividad de impuestos a las empresas, que al ser disminuidas bajarán su capacidad, quedando obligadas a reducir sus operaciones y disminuir los puestos de trabajo. Porque está comprobado, toda ley que crea una desorbitada carga fiscal para satisfacer la voracidad de ingresos del gobierno provoca una caída en la recaudación fiscal, como lo confirma la curva del profesor Laffer. 

La paradoja final es que con la «Ley de Justicia Tributaria», el que más perderá es el gobierno al ver una caída de la recaudación fiscal, a la vez que muchas empresas quebrarán al quedar empobrecidas, y más hondureños estarán obligados a emigrar a EEUU en busca de un empleo que no encontrarán en Honduras.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 18 de marzo de 2024.