EL PARTIDO NACIONAL Y EL DOBLE FILO

El Partido Nacional ha celebrado un aniversario más, en el más bajo perfil como debía hacerlo en las circunstancias actuales en que resulta gravemente afectado por las consecuencias del juicio de Nueva York, aunque demás está decir, que en la Corte del Distrito Sur de la gran urbe de EEUU, la lluvia está resultando pareja, en que, la impresión que está invadiendo a la opinión pública es que el Tío Sam busca matar dos pájaros de un solo tiro. Sin embargo, los nacionalistas no deben exagerar su ingenuidad si creen que el juicio de Nueva York solo es en contra del expresidente y que sus consecuencias pasarán muy lejos del Partido Nacional.

Es seguro que los líderes pensantes del Partido Nacional conocen la teoría del repliegue, que es la táctica que obliga a mantenerse en recaudo, cuando las condiciones son adversas y más proclive al fracaso total que a una victoria, por lo que, lo conveniente es aguardar por mejores tiempos. La infortunada propuesta del diputado Andrés Castro, del Partido Libertad y Refundación, de cancelar la personería jurídica a los partidos políticos que tengan causas en contra de la moral y el orden público, estaba dirigida al Partido Nacional. Sin embargo, la mención que hiciera uno de los abogados que participa en el juicio, abarcando a un joven líder de Libertad y Refundación en la planeación de un crimen, ha bastado para que los políticos de Libertad y Refundación se serenen y mantengan el escaso buen juicio que tienen. Porque, los que tienen techo de vidrio, no pueden lanzar piedras al aire.

Van a ser al menos dos procesos electorales próximos, en los que el Partido Nacional debe estar presto para apoyar a una coalición, que ya se vislumbra en el escenario político hondureño. Nadie puede discutir que el PN sigue siendo un partido de masas, nadie puede dudar que el nacionalismo es fuerte, pero cuando el agua entra en lo firme, hasta las piedras se aflojan, y hoy las circunstancias del juicio de Nueva York apuntan más en dirección contra el Partido Nacional. Un partido en esta situación debe tener un liderazgo que no se deje dominar por la emoción ni por la intuición, porque todo lo que suceda en la Corte del Distrito Sur de Nueva York los debe hacer reflexionar sobre las consecuencias que no son las de jugar con la realidad a capricho, sino caminar por la senda de la realidad del momento.

En cuanto a la propuesta radical del diputado Andrés Castro del PLR, es un arma de doble filo que ha revirado contra su mismo partido, en primer lugar porque Libertad y Refundación no cumplió los requisitos legales para convertirse en un instituto político de derecho público, sino que fue producto de un regalo del gobierno de Porfirio Lobo, como parte de los acuerdos de Cartagena a petición de Hugo Chávez, quien le pidió a Pepe Lobo que le inscribiera un partido a Mel Zelaya para retornar a la lucha política. En esas circunstancias cualquiera puede impugnar la ilegalidad del PLR. Eso en el orden público, pero al mencionar a más de alguno de sus miembros en el juicio, no hay forma de salvar la parte moral de este partido.

El peso del juicio de Nueva York golpeará tanto al PN como a Libertad y Refundación, ambos partidos sufrirán el desgaste, aunque con su espíritu radical, Libertad y Refundación querrá salir avante a puro arañazo limpio, como los gatos de monte al verse acorralados. Nunca la mentira en política puede salir avante. Aunque los dirigentes de Libertad y Refundación pretendan salvarse con sus desmentidos, la realidad que está aflorando en Nueva York, que es parte de la pesadilla, también los condena. La realidad que está aflorando en la Corte del Distrito Sur de Nueva York no puede acomodarse, porque un tribunal como el de Nueva York no se doblega ante ninguna situación. Allí se percibe el poderío de la justicia en EEUU.

La paradoja de ver a funcionarios de la Cancillería del Gobierno de Xiomara Castro, tratando de exculpar al primer mencionado directamente, resulta divertida, aunque la verdad no tiene por qué serlo, porque cuando el fiscal y el juez le pidieron al abogado Colón que no mencionara el nombre del hijo mayor de Mel Zelaya en la planificación de un acto delicado, lo que están cuidando es preservar la verdad. Y en un tribunal de alto vuelo como el de Nueva York, la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. En ese escenario, la verdad acaba imponiéndose porque la realidad es terca. Es lo que es.

En ese tribunal de Nueva York impera la fuerza de la verdad y de ninguna manera tiene cabida la petulancia. Al final, aunque el jurado se equivoque y no acierte con la justicia, no hay cabida para los reclamos, porque todos dan por sentado que el veredicto ha desarmado el tinglado de los falsarios. En ese tribunal no hay medias verdades ni mentiras piadosas. Y el que resulta condenado no es víctima de la equivocación del jurado ni mucho menos del juez. Así que, si el PN quiere preservarse como un partido de masas por muchos años, sus lideres deben entender que de aquí hasta dentro de unos 8 años, su deber es ponerse a buen recaudo, fuera del ejercicio del poder.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 27 de febrero de 2024.