EL DERECHO A LA PILLERÍA

Invocar el derecho a manejar los asuntos de Estado en las tinieblas de lo más oculto, es lo último que les faltaba hacer a los malos políticos hondureños. Si antes, cuando lo hacían los nacionalistas, ocultar los hechos de la vida pública era criticado de manera visceral por LIBRE, hoy, con la mayor impudicia el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro pretende ocultar a la opinión pública y al pueblo hondureño, todo lo que concierne al cacareado Ferrocarril Interoceánico y la mega cárcel de la Isla del Cisne. Esto además de absurdo, es lo más extravagante en materia de corrupción, porque en ambos proyectos no solo están en juego los aspectos económicos sino otros asuntos que tienen que ver con el medio ambiente.

Una decisión tan descabellada, como es la de mantener fuera del foco de la opinión pública los gastos que se hagan en la mega cárcel y el ferrocarril, levanta las suspicacias sin que se haya movido una sola pulgada de tierra. En obras de gran dimensión, que están por verse, pedir a los medios y a los ciudadanos que no molesten con sus inquietudes de querer estar informados, es invocar el derecho a la pillería, porque en el ámbito de la oscuridad administrativa, es cuando las personas que tienen la vocación de meter las uñas, hacen de las suyas. Y como en Honduras las auditorias se hacen ʹa posterioriʹ, es decir, cuando las obras han sido terminadas, cuando se descubren los malos manejos, los hurtos y los robos, ya es demasiado tarde, y lo único que queda son los requerimientos de los responsables para deducirle responsabilidades. Es decir, el pataleo legal.

En un gobierno donde hay sano juicio, sabiendo que lo procedente es no generar dudas en el manejo de los fondos públicos, eludir el escrutinio de la opinión pública a través de los medios de comunicación es gritar a los cuatro vientos que como en gobiernos anteriores se cometieron saqueos y pillerías en los negocios de Estado, este gobierno también tiene derecho a hacer de las suyas, y fuera otras manos, porque nadie más tiene derecho a meter las narices. Esto sí que es verdaderamente extravagante, el Gobierno de LIBRE pidiendo que se le permita manejar a escondidas o a hurtadillas, quién sabe cuántas cantidades de dinero, porque en estos proyectos, se gastan sumas cuantiosas solo en los pasos preparativos de las obras, en pura monserga de viajes, estudios y más estudios que se inventan los tecnócratas hasta para cuestiones inverosímiles. Modesto Rodas Alvarado, el gran líder del liberalismo, dijo cierta vez que un tecnócrata es, ante todo, un mentiroso: «pregúntele usted si se puede sembrar una milpa en el décimo piso del edificio Midence Soto» -entonces el más alto de la capital- «y el muy cínico responderá: hay que hacer un estudio».

Un gobierno que intenta poner fuera del conocimiento de la opinión pública cómo se administrarán los asuntos económicos de dos proyectos, supuestamente contemplados como inversiones de Estado y no como negocios de la familia gobernante, se arriesga a ser despellejado tanto en el ámbito interno como en lo internacional, porque, tal pretensión es cobijar la ineficacia y la corrupción que sobrevendrá sin duda en el manejo de los dineros públicos. La democracia permite elegir a un gobierno, pero no le entrega el derecho a los gobernantes electos para que se sientan dueños del tesoro público para gastarlo cómo crean y cómo quieran.

La democracia en el aspecto administrativo va del dicho al hecho, la democracia no bendice el caos ni la corrupción de ningún gobierno que se sienta muy poderoso porque recibió un fuerte respaldo electoral de la población. La democracia exige a los ciudadanos que resultan electos, gobernar y comportarse de acuerdo con las leyes, a observar el cumplimiento de todas las reglas, escuchando a la oposición y de manera especial, a la opinión pública que a través de los medios de comunicación se informa de la marcha de la vida institucional. Cosa distinta en los gobiernos autoritarios y totalitarios, donde la voz suprema del dictador o del tirano borra del todo el funcionamiento de las instituciones y desconoce el apego a las leyes.

Pero, como en el Gobierno de LIBRE, todo se ha venido haciendo a trancas y barrancas, se desconocen los valores de la ley, por lo que saltarse una vez más el apego a las leyes no será ni la primera ni la última vez, así que ocultarles a la opinión pública y a la ciudadanía hondureña cómo se manejarán los gastos de la mega cárcel y del ferrocarril interoceánico, no deberá importarnos ni a los ciudadanos ni a los medios de comunicación.

Lo grave es que al Gobierno de Libertad y Refundación le produce escozor que la sociedad civil le señale los malos manejos de los asuntos públicos. Rechaza un informe de ASJ, bien fundamentado sobre un contrato de compra de energía, envuelto en las tinieblas de la duda. La clásica defensa del incompetente gerente de la ENEE, es escudarse en que ASJ es una plataforma política para atacar el gobierno, y apoyando esta salida inmoral se suman otras voces del gobierno y del Congreso, que otrora se pronunciaban contra los actos de corrupción de los gobiernos nacionalistas, pero que hoy, defienden la corrupción cometida en su gobierno. Porque siguen creyendo que sus corruptos son «corruptos honrados».

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 25 de abril de 2024.