
Por Nery Alexis Gaitán
Manuel Zelaya se enamoró del poder desde que fue Ministro del FHIS, ahí pudo darse cuenta que podía manipular al pueblo en aras de su propio beneficio. Al llegar a la presidencia, en el 2006, implementó una agenda política que le permitió saquear los bienes del Estado. Sería largo enumerar los actos de corrupción cometidos en los 3 años y medio que estuvo en el poder. Sólo mencionaremos que desaparecieron los millones de la Condonación de la Pobreza y que en los últimos seis meses de su
desastroso gobierno, desaparecieron cinco mil millones de lempiras del Presupuesto General, sin justificación alguna. En porcentajes, encontró la economía en un más seis (+6) y él la dejó en menos 3 (-3).
En este período se incrementaron las actividades de las maras, apareció la extorsión; el crimen organizado y el narcotráfico se enraizaron en el país y las avionetas cargadas de drogas aterrizaban diariamente. Para finalizar, le dieron la espalda a las urgentes necesidades del pueblo y el gobierno en pleno como “actividad oficial” se dedicó completamente a desarrollar el fatídico proyecto continuista, mejor conocido como la “cuarta urna”, en donde despilfarraron una cantidad exagerada de millones de
lempiras. Compraron políticos, empresarios y dirigentes populares y magisteriales para que apoyaran la continuidad de Mel en el poder, eso dejó innumerables nuevos ricos en Honduras. Al final fue un proyecto fracasado y resultó en que Zelaya fuera botado del poder.
De todos es conocida la violencia, que desde el 2009, ha generado Mel en Honduras por volver a gobernar. La pésima administración nacionalista, más el apoyo de Salvador Nasralla, lo llevaron nuevamente a gobernar el país. Es así que desde el 2022 volvió a las suyas, imponiendo una agenda política bajo el fatídico “socialismo del Siglo XXI” que tanto daño y miseria ha ocasionado en América. Pero esta vez, con más experiencia, se dedicó a cooptar todas las instituciones del Estado, el Poder
Legislativo, el Poder Judicial, la Procuraduría General, el Ministerio Público, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para afianzarse en el poder, y llevar a cabo su proyecto continuista.
Este segundo mandato de Mel -ya que su esposa es inexistente en el Gobierno-, se ha caracterizado por lo de siempre, corrupción a manos llenas. Es prohibido olvidar el narcovideo de su hermano, el caso de Sedesol, el planillazo en el IHSS, la supuesta venta de niños, etc., etc. Y los problemas sociales siguen en pie, los hospitales están desabastecidos, la educación pública está en precario, las carreteras secundarias son un desastre, la delincuencia y la extorsión son intolerables; la canasta básica está carísima, se han incrementado los niveles de pobreza y de miseria. Así es el desastre de la refundación que no cumplió sus promesas de campaña, engañando vilmente al pueblo.
Mel no desiste en su afán malsano de continuar gobernando. Es así que coloca a su delfina, Rixi Ramona -Xiomara 2.0-, como opción idónea para seguir en el poder. Pero no todo es color de rosa en sus intenciones continuistas. La pésima administración que ha hecho le está pasando la factura del voto de castigo. Así que la única opción de ganar las elecciones en efectuar un mega fraude.
Y el guión del mal está en desarrollo, culpar del fraude a la oposición -que ya sabemos que no tiene los recursos para hacerlo-, y tratar de crear caos o, si es posible, que no haya elecciones. La villanía de Luis Redonde en el Congreso, los ataques al CNE, al TJE, el ahora apoyo político del General Roosevelt Hernández, pueden llevar al país a un caos que los buenos hondureños deseamos evitar a toda costa. Es urgente defender el proceso electoral y que se garantice la voluntad del pueblo hondureño expresada en las urnas.
Mientras tanto, RixiMel continúa con su discurso de odio, dividiendo a la familia hondureña.
Si de nuevo gana RixiMel, Honduras va camino a su perdición.
¡Libre nunca más!
