
Por Nery Alexis Gaitán
Desmintiendo rumores perversos ha iniciado la campaña política para las elecciones generales a realizarse el próximo 30 de noviembre según el cronograma electoral. El pueblo hondureño decidirá quién gobernará los destinos del país durante los próximos cuatro años. El CNE ya ha recibido las
transferencias de dinero que garantizan el financiamiento de gastos adicionales para el proceso eleccionario. Asimismo, ya se ha adjudicado el TREP a la empresa colombiana ASD, garantizando así que todo marche en tiempo y forma para tranquilidad de todos los hondureños.
Según encuestas serias, realizadas hasta el momento, las preferencias del electorado colocan en primer lugar al candidato liberal, Salvador Alejandro César Nasralla Salum, el Señor de la Televisión, recién llegado a las filas del liberalismo. En segundo lugar al candidato nacionalista, Nasry Juan Asfura
Zablah, más conocido como «Tito Asfura», y también como «Papi a la Orden». Y, en tercer lugar, a la candidata de Libre, Rixi Ramona Moncada Godoy.
Las preferencias del electorado están apostando por los partidos democráticos que defienden el estado de derecho y las instituciones que lo avalan. Es evidente que el proyecto de refundación no ha sido efectivo ya que la mayoría de promesas de campaña no se cumplieron. Y es que la candidata oficialista
promete más de lo mismo que hemos sufrido en estos cuatro años. Además, su discurso confrontativo ha sido rechazado por la mayoría de la población. Sus desafortunadas declaraciones admirando a Fidel Castro y la economía cubana, que está en bancarrota, y apoyar al dictador venezolano, Nicolás Maduro,
ligado al narcotráfico, ha preocupado al pueblo hondureño que no desea ninguna confrontación con el Gobierno de los Estados Unidos que es nuestro principal aliado económico.
Salvador Nasralla, aunque goza de popularidad, por su inconstancia en todo lo que dice, no se muestra lo suficientemente serio para poder hacer una administración eficiente del país. Aunque sí propone luchar contra la corrupción y el narcotráfico, lo que nos parece correcto. Al respecto, ha prometido que
volveremos a tener relaciones con Taiwán nuestro aliado y benefactor por más de 80 años. Que haya sido amenazado por China por estas declaraciones, nos parece una injerencia inadmisible en nuestra política interna; sobre todo, viniendo de un país que no ha ayudado en nada a nuestros pobres.
Por su parte, Tito Asfura, no nos convence que se ha separado de la terrible corrupción que imperó durante la administración nacionalista. Además, su silencio, casi cómplice, de los errores de este gobierno, ha hecho que sea una oposición endeble en la defensa de los sagrados intereses de la patria.
El pueblo hondureño espera que esta campaña sea una fiesta cívica. Donde no hayan insultos ni descalificaciones de ningún tiempo entre los contendientes. Los hondureños estamos hastiados de tantos conflictos que generan los políticos con su discurso de odio. Es momento de unificar a la familia
hondureña por el bien y prosperidad del país.
Es urgente que no repitan los discursos demagógicos de siempre, donde prometen resolver los problemas del pueblo, pero es poco lo que cumplen. Sobre todo, recalco, que no continúen sembrando odio, divisiones y rencores que tanto daño han hecho. Es así que se espera una campaña de altura por el
bienestar de Honduras.
En verdad, los hondureños queremos escuchar propuestas de calidad. Éstos deben integrarse a las comunidades y estar interesados en resolver los graves problemas que existen. Deben plantear cuáles serán las soluciones que piensan implementar en el sistema de salud que está colapsado; qué van a
hacer para mejorar el sistemas educativo; cómo van a mejorar la infraestructura vial; cómo van a atraer inversionistas que generen empleos para combatir el alto índice de desempleado, etc., etc.
De esta forma tendrán más credibilidad en el electorado que ha perdido la confianza en los políticos porque son deshonestos y están seriamente cuestionados por su supuesta participación en actos de corrupción que involucra al narcotráfico y el crimen organizado.
Sus propuestas debe abarcar programas que integren a los jóvenes que no encuentran trabajo, y así brindarles mejores opciones de vida. Los políticos no pueden desconocer el voto joven que inclinará la balanza en la contienda electoral.
Lo importante es que estas elecciones generales se desarrollen en paz y sin violencia de ningún tipo.
