
El Partido Nacional nunca logrará eliminar del escenario al Partido Liberal, igual que el Partido Liberal nunca podrá acabar con el Partido Nacional, o lo que políticamente representan, pero si ambos partidos no se ponen de acuerdo, el Partido Libertad y Refundación (PLR) tarde o temprano no solo los va a eliminar a ambos, sino que acabará con la democracia y con Honduras. Estos ya no son tiempos del totalitarismo más o menos encubierto, hemos entrado a la época del totalitarismo carnívoro como el cubano y el chavismo, y no reconocerlos como una amenaza peligrosa es un gran error.
Siempre que llegamos a la etapa de campaña electoral, se abre una nueva oportunidad para que los partidos democráticos se afiancen; esto no se ha aprovechado ni por liberales ni por nacionalistas, lejos de eso los partidos democráticos incurren en errores mayúsculos, aunque los liberales no han sido muy sabios en conducirse por la senda del acierto, son los nacionalistas los que más se han hundido en sus errores garrafales. Hoy estamos viendo desaforados a los lideres nacionalistas, diciendo que están listos para regresar al poder, lo que resulta una insensatez temeraria, porque ¿es que acaso ya se olvidaron que los doce años de gobiernos nacionalistas están lacrados por delitos de latrocinio, corrupción y narcotráfico? Como se ponen a desvariar, teniendo una losa de errores que les pesará por lo menos por los próximos diez años. Un electorado más juicioso como es el electorado joven, no se encanta con un partido que ignora que tiene que curar sus llagas de corrupción, latrocinio y narcotráfico.
El Partido Liberal, que lleva sobre 20 años de estar en la llanura, fuera del poder, tampoco está exento de actos individuales bochornosos de algunos de sus miembros, pero, como partido se salva del señalamiento público por permanecer durante tanto tiempo alejado de las esferas del poder. El PL perdió bastante musculatura cuando Mel Zelaya le arrancó la parte podrida de su cuerpo, un núcleo de oportunistas que nunca fueron liberales sino personas ambiciosas de poder, que se acobijaron en las alas del liberalismo para optar a cargos públicos. El mismo Mel Zelaya nunca fue liberal, pues sus antecedentes familiares eran de raíces nacionalistas, oportunistas que al encontrar oportunidad en el Partido Liberal saltaron como ranas al agua.
Lo que no es lógico es que las dirigencias de los dos partidos democráticos parecieran no atisbar el peligro de un fraude electoral descomunal que ha montado el PLR para ganar las elecciones de una forma amañada. Los liberales se están dejando deslumbrar por las primeras encuestas en las que su líder Salvador Nasralla aventaja a Nasry Asfura por 10 puntos, cuando su verdadero enemigo, el PLR, agazapado en los matorrales del fraude, está preparado para dar el zarpazo, al tener el control de los sistemas electrónicos del CNE, algo que dejó muy bien preparado la candidata Rixi Moncada, desde que era la mandamás del CNE hasta el 2021.
Afortunadamente, a estas alturas, para una mayoría de hondureños, incluso votantes del Partido Nacional, se abre una oportunidad para salvar la democracia, votando por un solo candidato, que hasta hoy es el que no tiene manchas de corrupción comprobadas ni vinculaciones con el narcotráfico, candidato que pudiera dar respuesta a los problemas del país, sobre todo aquellos problemas políticos que han trancado el desarrollo económico y social de Honduras. Porque este es todo el quid del asunto. Mucha gente exige que los candidatos presenten propuestas, pero esto no es así, un candidato puede presentar las propuestas más atractivas, pero incumplibles. Se trata de enfrentar los problemas que ya están visualizados y obtener la mayor cooperación internacional posible para resolverlos. El gobierno de Xiomara Castro no hizo propuestas, fue el gobierno de EEUU, que conoce mejor que nuestros políticos los problemas de Honduras, el que trajo las soluciones durante dos años y medio, pero que inconcebiblemente fueron olímpicamente rechazadas por el Gobierno de Xiomara Castro, lo que bien puede calificarse como la mayor traición a la Patria, por lo que LIBRE no debería tener oportunidad de volver a dirigir los destinos de Honduras.
Si hay una cosa cierta, es que los nacionalistas que están obsesionados por volverle a caer al presupuesto nacional, nunca se pondrán la mano en el corazón para aceptar que los doce años de desgaste de estar en el poder, les seguirá pasando factura hasta no tener nuevos liderazgos, capaces de borrar los desaciertos descomunales de sus líderes anteriores. En cambio, en LIBRE o PLR, por su ideología populista, a sus dirigentes y militantes, que son de la misma baja ralea, ni siquiera les hace cosquillas que la opinión pública les descubra la sarta de fechorías que brotan como la pus que provoca en el cuerpo humano el gusano barrenador.
Entonces, que esta nueva oportunidad que los hondureños tendremos el 30 de noviembre no sea una oportunidad perdida. Todos debemos votar por el candidato que no tiene mancha de corrupción ni está vinculado con el narcotráfico. No es necesario mencionar su nombre, porque de sobra es reconocido.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 4 de septiembre de 2025.