
Una Constitución no es solo un texto normativo, es la expresión firme de un conjunto de valores compartidos sobre los que una nación define su soberanía y organiza su convivencia a través de un acuerdo social y político. El gran mérito del constitucionalismo democrático consiste en acoger bajo ese gran compromiso una serie de paradigmas ideológicos y morales distintos, y construir con ellos un escenario de entendimiento colectivo. Cuando el usurpador presidente del Congreso, diputado Luis Redondo, y un grupúsculo de diputados oportunistas convoca de nuevo a una Comisión Permanente fuera del marco de la Constitución, bajo un criterio completamente aberrado, muy propio de su ignorancia y de su comportamiento fascistoide, crea una crisis premeditada, porque habiéndose realizado previamente la reanudación de sesiones para la prolongación del período legislativo, mediante la autoconvocatoria de 75 diputados de oposición, ante la renuencia del señor Redondo a convocar a sesiones, el usurpador presidente Luis Redondo ya no podía convocar a una Comisión Permanente.
Al hacerlo ha puesto al Partido LIBRE en el plano de «partido golpista», porque quien atenta contra la Constitución, por naturaleza jurídica es autor de un golpe, en este caso, un golpe a la institucionalidad, porque Redondo y su pacotilla de diputados oportunistas lo que han hecho es golpear a la Constitución, que define en su artículo 191 que: «un numero de cinco diputados podrá convocar extraordinariamente al Congreso Nacional para sesionar en cualquier lugar de la República, cuando el Ejecutivo, otra autoridad, fuerza mayor o caso fortuito, impidan su instalación o la celebración de sesiones». Y el articulo 192 expresa con claridad que «para la instalación del Congreso Nacional y la celebración de sus sesiones será suficiente la mitad más uno de sus miembros». La autoconvocatoria del martes anterior contó con 75 diputados, cifra mayor a la que contempla la Constitución.
Cuando la estructura intangible de la Carta Magna es desguazada a conciencia, como lo ha estado haciendo el usurpador presidente Luis Redondo, y rompe el acuerdo social, hay un golpe a la institucionalidad que no debe ser permitida por los sectores de la oposición ni por el resto de la sociedad. Porque, un acto ilegal como el perpetrado por el diputado Luis Redondo y su pacotilla de diputados oportunistas, que rompe la línea maestra que integra a todos los hondureños en un modelo de Estado y de convivencia, polariza la vida política al transformarla en un campo de batalla, lleno de trincheras. Redondo en este sentido es un individuo que constituye un peligro para la convivencia pacífica y democrática, y como tal, debe ser enfrentado por la oposición y toda la sociedad. Igual a los que le dictan directrices, si ese fuera el caso.
La autoasignación de funciones fuera del marco constitucional conlleva a cometer delitos graves, y este es el caso del diputado Luis Redondo y los diputados que lo secundaron en el delito, que desde el 2022 han venido actuando como directivos usurpadores del Congreso, por lo que deberán enfrentar penas severas de varios años de prisión establecidas en el Código Penal. La oposición se vio obligada a autoconvocar a sesiones ante la renuencia de Redondo a convocar, manteniendo paralizado el Congreso desde el mes de agosto, obviamente con el festinado propósito de llegar al final del período legislativo y convocar en el último día a la Comisión Permanente, que actúa como un club de detractores constitucionales, que le permitiría cometer más tropelías antidemocráticas.
La autoconvocatoria de la oposición invalidó las malsanas pretensiones del usurpador Redondo, logrando rescatar la grandeza de la Constitución, mientras que la tardía reacción de Redondo y sus diputados compinches los hizo caer en la reiterada violación del texto constitucional. De nuevo Redondo y sus aliados oportunistas asumen el papel de «golpistas» al tiempo que confirman la naturaleza «golpista» del Partido Libertad y Refundación, PLR, que solo puede lavarse la costra golpista en el momento que rectifiquen y se sometan a lo establecido en la Constitución de la República.
Mientras tanto, la oposición conformada por diputados liberales y nacionalistas, al haber salido exitosos con la autoconvocatoria y extender el periodo legislativo, tienen ahora la tarea más difícil que es consolidar la fiabilidad institucional del proceso electoral, frente a todos los ardides que realiza el PLR para crear el desconcierto en los electores, realizando todo tipo de acciones caóticas con la finalidad de atemorizar a los hondureños por medio de la intimidación de mil maneras, para disuadirlos y que no acudan a votar el 30 de noviembre.
Sin embargo, para desdicha de la elite de LIBRE, encabezada por Mel Zelaya, hay un desbordante interés en millones de hondureños por acudir a las urnas el 30 de noviembre, pase lo que pase. Y casi todas las encuestas nos están dando la razón: los hondureños, mayoritariamente están respaldando al candidato que ha demostrado no tener implicaciones ni con la corrupción ni con el narcotráfico. Los hondureños no están atemorizados por las maniobras fraudulentas de LIBRE, están encolerizados por la grave crisis económica y de salud, agregando una falsa seguridad que nos lleva a los hondureños a una deriva autoritaria, muy propia de los gobiernos populistas.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 3 de noviembre de 2025.
