LOS ARREBATOS DE ROOSEVELT

No sorprende la conducta del jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, Roosevelt Hernández, al increpar de una manera bochornosa al reportero Adán López de RCV. Su comportamiento, desde el inicio de su periodo, no ha estado a la altura de un alto jerarca militar que debe comportarse con igual visión que la de un dignatario de país. Su conducta es tan lamentable como reprochable. Es comparable a la de un vaquero que arrea a los animales con destino al matadero. Actúa como un militar chusco que deshonra el uniforme, que no debería volver a usar, porque con su forma de actuar y expresarse es un oficial que deshonra la trayectoria de la entidad militar que no es de su propiedad, sino que nos corresponde al Estado hondureño, del cual todos los hondureños, formamos parte y que se sostiene con el pago de nuestros impuestos.

El comportamiento de Roosevelt Hernández es el típico del chafarote prusiano, pero se equivoca al querer imponerlo a los civiles, porque los civiles no tenemos la obligación de obedecer y corresponder a esa disciplina que es propia de los cuarteles, donde Roosevelt Hernández está facultado por la Ley Militar a imponer ese tipo de disciplina. Además, es notorio que Roosevelt Hernández es una persona irreflexiva, completamente irreflexiva, que no repara que sus expresiones, propias de un individuo impreparado, comprometen en extrema gravedad a sus amigos y camaradas del Partido PLR LIBRE, al adjudicarles la responsabilidad del boicot a las Elecciones Primarias. Y si no, reparemos en la forma chabacana en que Roosevelt Hernández le respondió al periodista Adán López, quien no hizo más que inquirirlo para que le respondiera sobre dos asuntos que son de interés público. Como funcionario público militar, Roosevelt Hernández estaba obligado a responderle con la cortesía que demandaba el trato respetuoso que mostro el reportero.

Sin embargo, con la iracundia que caracteriza a los personajes endiosados, Roosevelt Hernández, perdiendo la cabeza, algo que es muy propio en las personas que se dejan vencer por los arrebatos mentales, Roosevelt Hernández le respondió al reportero con una gran verdad: «fue el crimen organizado el que busco boicotear las Elecciones Primarias». Allí hablo el otro «yo» de Roosevelt, porque a quien se refirió fue al PLR, que estuvo detrás de la misión anti electoral mediante la operación de «esconder las urnas en los buses contratados y hacerlas perdedizas por un largo tiempo hasta desanimar a los electores, haciendo que se retiraran de los centros electorales». Ese operativo tuvo color verde olivo, una estrategia que cuaja mucho en los operativos militares cuando buscan esconder el objetivo, como lo hacían los generales alemanes en la segunda guerra mundial.

La imputación de pertenecer al crimen organizado, para boicotear las Elecciones Primarias, hizo que Roosevelt Hernández, sin querer queriendo, al estilo de Chespirito, afirmara que fue el Partido PLR LIBRE el autor de semejante delito electoral, por lo que este partido debería estar descalificado por el CNE para participar en las elecciones de noviembre. Naturalmente que lo que dijo Roosevelt Hernández, no es imputable a un reportero que, a la vista esta, que es un simple ciudadano de a pie, que no porta armas, que no pertenece a ninguna instancia de poder, ni tiene antecedentes delictivos graves de pertenecer a una organización criminal. En cambio, el mismo Roosevelt Hernández tiene la imputación registrada de la exembajadora Laura Dogu, de haber compartido con elementos del «Cartel de los Soles», entre ellos Vladimir Padrino López, sindicado y denunciado como cabecilla de la organización criminal que gobierna Venezuela. En la expresión irreflexiva de Roosevelt Hernández cabe aplicar la sentencia: «mira quien habla». Hace pocos meses, la embajadora Dogu le imputo de manera pública que le extrañaba que el alto mando militar hondureño se reuniera en Caracas con uno de los cabecillas del narcotráfico. Y ese señalamiento no se lo podrá quitar el señor Roosevelt Hernández ni con lejía; desde ese momento su condición paso a ser la de «narco militar».

Esa situación no honra, sino que deshonra a toda la casta militar hondureña, desde ese momento otra entidad militar seria y digna hubiera procedido a sustituirlo de inmediato, pero la irregular jerarquía castrense que domina el mando de las FFAA, donde el expresidente Mel Zelaya tiene el control con parientes y admiradores, agacho la cabeza y decidió desoír el grave señalamiento de la embajadora de EEUU. Sin embargo, aquí en Honduras ese capítulo pudo pasar como si nada hubiera pasado, pero en EEUU fue distinto. Alla el nombre de Roosevelt Hernández y el de José Manuel Zelaya, exministro de Defensa, quedaron registrados en la lista negra como «cómplices indirectos del Cartel de los Soles» el más perseguido por la justicia y las autoridades de EEUU en la guerra declarada al narcotráfico.

No se debe sentir mal el reportero Adán López, porque como suele suceder, la escupida que le lanzó Roosevelt Hernández le cayó a él mismo, en su misma cara, porque él es quien ha andado en malos pasos con el crimen organizado al declararse en una connivencia abierta con el PLR, aliado incondicional del «Cartel de los Soles», calificado por el gobierno y autoridades de EEUU como la organización criminal que gobierna a Venezuela.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 19 de septiembre de 2025.