UNA CAPATAZ NO PUEDE CURAR

Conceptualmente hablando, un capataz es la persona que vigila a un grupo de personas para que hagan un trabajo, especialmente en las fábricas o en las fincas, en el monte. Históricamente, al capataz se le concibe como la persona de carácter recio, siempre con un látigo en la mano para flagelar a los trabajadores, para hacer que rindan más de lo que un humano puede en una jornada laboral. El capataz por lo general es inhumano, grosero, incomprensivo y a veces caracterizado por un trato salvaje, toda una contradicción, porque por lo general no fue un buen trabajador cuando le tocó desempeñarse en las labores para las que ahora exige más de los trabajadores que tiene a su cargo. El dicho coloquial lo confirma en la historia laboral: nunca un capataz fue antes un buen trabajador.

La Sra. Carla Paredes no actúa como la titular de la Secretaría de Salud del Gobierno de Xiomara Castro, su comportamiento dista mucho del de una profesional de la medicina a la que se le ha encargado administrar y dirigir el complejo ramo de salud, donde los médicos y los profesionales de enfermería son las piezas clave para atender la salud de la población en hospitales y centros de salud. Sin médicos y enfermeras y enfermeros, los hospitales y centros de salud no pueden funcionar y los hondureños de escasos de recursos se quedan sin recibir atención.

Se ha vuelto una costumbre inveterada que los encargados de dirigir la Secretaría de Salud en los últimos tiempos, no han tenido ni tienen la capacidad profesional ni el tacto humano para atender el ramo en la debida forma, aunque no siempre fue así: es destacable la gestión impecable del Dr. Enrique Aguilar Cerrato, quizás la gestión más recordada y efectiva por la enorme capacidad de aquel gran profesional, que ha sido el más ejemplar ministro de Salud. Después, es digna de reconocer la gestión del malogrado Dr. Cesar Castellanos, tan buen político, aunque mejor como ministro de Salud, y más recientemente, la excelente gestión del Dr. Plutarco Castellanos, médico de grandes kilates y digno de ser recordado como ministro de Salud por su espíritu de trabajo y diálogo.

Nunca se había visto una profesional de corte grotesco al frente de la Secretaría de Salud; el trato despectivo de Carla Paredes hacia los médicos y las enfermeras es la de una capataz de finca o de fábrica, fiel representante de lo más recalcitrante del radicalismo que caracteriza al estilo de gobierno de un régimen populista como el PLR. Calificar de extorsionadores a las enfermeras por el natural reclamo de sus derechos a la Secretaría de Salud es de lo más irracional que no corresponde a una titular del ramo más sensible de todo gobierno como es el de salud pública.

La alta dirigencia del PLR se equivocó al nombrar a doña Carla Paredes en el ramo de Salud, en todo caso, doña Carla tiene la mejor calificación para ser una excelente directora de una Cárcel de Mujeres o para gerenciar el Rastro Municipal, donde se procesa el destazamiento de los cuadrúpedos. Por otra parte, el alto mando del Gobierno del PLR no tiene ninguna autoridad para acusar a las enfermeras de extorsionadoras. No hace mucho tiempo, el propio Mel Zelaya apoyaba a los temibles dirigentes estudiantiles del MEU a que se tomaran las instalaciones universitarias para impedir el funcionamiento normal de la Rectoría de Julieta Castellanos, que para no pocos observadores, desarrollo una de las mejores gestiones que puso a la UNAH en un plano reconocido en el campo académico.

Hoy, los que fueron dirigentes universitarios destructores, casi todos pésimos estudiantes, están al frente de varias entidades de gobierno, desempeñando gestiones con una incompetencia bárbara. Mientras, con una soberbia que resulta paradójica, LIBRE demanda a las enfermeras que cumplan y respeten las leyes, cuando la norma del PLR ha sido incumplir e irrespetar la ley, para solo poner un ejemplo, el enfilamiento destructivo que en aquel momento hicieron contra la UNAH, por lo que resulta una contradicción mayúscula que LIBRE (PLR), que fue enemigo de la UNAH, hoy tenga el control del alma mater a través de un rector monigote impuesto por el diputado Carlos Zelaya.

Como si los errores garrafales del Gobierno de Xiomara Castro apenas pesaran una tonelada de hierro sobre la alicaída candidatura de Rixi Moncada, los exabruptos de la ministra-capataz Carla Paredes, terminan de hundir las aspiraciones del PLR de perpetuarse en el poder, porque el pueblo hasta puede permitir un poco de abuso, lo que no puede resistir es tanto abuso de una funcionaria «abusadora» en el trato ignominioso hacia un gremio que da tanto servicio a la salud de los hondureños.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 17 de septiembre de 2025.