Tegucigalpa, Honduras.
Ya sabemos que la tragedia nacional es la corrupción. La cual se ha instaurado en todos los estratos de la sociedad. No hay espacio social o familiar donde no impere la corrupción. El hondureño roba desde un lápiz, hasta un camión, si le es posible.
Pero los corruptos más peligrosos y que le han causado el mayor daño a los hondureños son los políticos. La corrupción está presente en todos los partidos políticos; todos son iguales de corruptos ya sea de derecha, centro o de izquierda, como es la moda actual.
Los políticos corruptos son los más peligrosos y dañinos porque han condenados a los pobres a vivir en la miseria. Las cifran han sido y son alarmantes, ya la ONU ha alertado de la crisis humanitaria en nuestro país: “Alrededor de 3,2 millones de personas se encuentran actualmente en situación de necesidad en Honduras, 45% de ellas son niños y jóvenes, lo que supone un empeoramiento con respecto a los 2,8 millones de personas que registró el Equipo Humanitario del país el año pasado. Los hondureños son “altamente susceptibles” a los impactos que tiene la migración, el desplazamiento interno, la crisis climática y la inseguridad alimentaria debido a que el país “no tiene ninguna capacidad de construir resiliencia”, por lo que sus habitantes continúan sumidos en la pobreza y la exclusión”.
Honduras ha recibido tanta ayuda internacional para el combate a la pobreza, que deberíamos vivir como un país del primer mundo; las carreteras deberían al menos estar enchapados en oro, tanto es lo que hemos recibido. Pero los corruptos se han robado desde siempre esas enormes cantidades de dinero y han condenado a los pobres a vivir en la miseria, en las peores condiciones de vida. Por eso es que vivimos en un país muy pobre, casi miserable.
Solo recordemos cuando a Honduras se le condonó la deuda externa, que se vislumbraba un mejor porvenir para los pobres. Pero de nada sirvió, al poco tiempo los corruptos se habían comido el dinero de la condonación; y, peor, aún, ya había endeudado al país mucho más. Al día de hoy la deuda es mucho mayor y no se sabe qué se ha hecho ese dinero.
Es por ello que la calidad de vida del hondureño promedio es muy baja. La condición actual del país es altamente deplorable. El sistema de salud está colapsado desde hace años. No hay medicinas, la mora quirúrgica es altísima. A un hospital público lo que se va es a morir ante la indiferencia de todo mundo.
La educación pública es malísima; los centros educativos están casi en abandono. La juventud se extravía ante una educación deficiente en todos los aspectos. Y en este momento quieren implementar la ideología de género, ese es el remate final a la pérdida total de valores.
Lasa carreteras están destrozadas en su mayoría. Es inaudito cómo la carreta a Danlí está en completo abandono, cuando se han invertido cientos de millones en su reparación; lo mismo sucede con el agro, no existe asistencia gubernamental. Aquí casi todo está en abandono, y a nadie le importa. Las autoridades se hacen de la vista gorda; están de espaldas al pueblo y sus necesidades.
Aquí vivimos en el país del conflicto, cada día se genera una huelga; el descontento popular es evidente con este Gobierno que no resuelve nada y le echa culpa de todo “a la tiranía”. Lo cierto es que son incapaces para administrar el país, y lo que resalta a la vista es la corrupción imperante en esta administración. Y ni hablemos de su intentona de querer abolir la democracia y la Constitución vigente.
No se trata de ideologías, ni de izquierda ni de derecha, sino de honradez, la cual no poseen los políticos. El pueblo hondureño está cansado de los corruptos.
Los políticos deben empezar a rendir cuentas al pueblo, tal como debe ser; y, si no funcionan deben ser despedidos. Al final sólo son servidores y no amos del pueblo. Nery Alexis Gaitán