Tegucigalpa, Honduras.
Es lamentable la situación política, económica y social que está viviendo el pueblo hondureño. Desde siempre ha sido víctima de los políticos y empresarios corruptos que se han robado el dinero del erario público, condenando a los pobres a vivir una vida miserable en un país con muchos recursos.
La administración gubernamental, siempre plagada de corrupción, nunca ha tenido como prioridad el bienestar del país y sus habitantes. No existe un verdadero plan de nación, sólo intereses de partido, de grupos y personales; la búsqueda del bienestar común es inexistente.
Así las cosas, el circo político suma y sigue. Estamos frente al gobierno izquierdista más incapaz de los últimos tiempos. La torpeza administrativa es tal, que aún con el presupuesto más abultado, no son capaces de ejecutarlo eficientemente; de hecho, no han llegado ni al 40% de ejecución a ocho meses del año.
Y, por si eso fuera poco, desean implantar su agenda política de una forma dictatorial. Razón por la cual no les interesa el diálogo, ni establecer consensos de ningún tipo con la oposición. La injerencia en los otros poderes del Estado es evidente y las amenazas están a la orden del día.
La manipulación que la señora hace, mandada por su marido, para que el Congreso Nacional le obedezca a pie juntillas, sólo evidencia el irrespeto a la Constitución y las leyes, así como al sistema democrático. El ilegal títere que han puesto al mando, ha sido incapaz de establecer consensos con los opositores. Es por ello que la cámara legislativa se ha convertido nuevamente en una arena de peleas y zafarranchos.
Ante la intolerancia gubernamental, que pone en precario la paz social y el sistema democrático, se ha creado el Bloque de Oposición Ciudadana que está formado por sociedad civil y los partidos de oposición, aunque la postura del Partido Liberal es tibia y todavía no entienden que deben salir a defender la convivencia social armónica; es decir, la paz y la democracia.
Este Bloque, que se ha formado no con fines electorales, sino con el fin de que se respeten las leyes, y preocupados por el bienestar del país, analiza que: “Observamos con preocupación, entre otros, la profundización estrepitosa de las problemáticas de desempleo, educación, alza de la canasta básica, violencia en las calles, inseguridad, falta de medicamentos, migración, toma de centros penitenciarios, masacres, asesinatos, violación del Estado de Derecho, atentados contra la forma de gobierno, etc.”
Y plantea que “se establecerá una línea de acción conjunta, que permita permanecer vigilante sobre las iniciativas de ley que se presentan en el CN, e impulso conjunto de proyectos que contribuyan a dar soluciones o neutralizar todo aquello que atente contra el Estado de Derecho y la seguridad jurídica”.
Obviamente lo este bloque opositor desea es frenar los abusos de la pareja presidencial que, urgidos por instaurar sus fines políticos, no están interesados en establecer ningún tipo de diálogo con las fuerzas opositoras. Y desde ya están satanizando esta iniciativa ciudadana, acusándola de que está formada por delincuentes y miembros del crimen organizado. Lo que cierra las puertas de cualquier consenso o negociación.
Libre no quiere entender que el pueblo no le dio un mandato absoluto, ni carta blanca para que haga lo que quiera obviando la Constitución y las leyes. Y que no debe atentar contra el sistema democrático que hemos elegido los hondureños.
Se espera que este bloque opositor, sobre todo en el Congreso Nacional, le cierre las puertas a leyes que promueve el Poder Ejecutivo que atentan contra la estabilidad nacional. Y que sea un abanderado en la defensa de la democracia y la paz.
Libre está obligado a entender que no es macho sin dueño, que debe rendir cuentas al pueblo hondureño, y que no puede instaurar en Honduras el fracasado socialismo del siglo XXI.
¡Libre nunca más!