El único escenario que podría tener el expresidente Juan Orlando Hernández para salir con vida de la carcel es obtener dos penas mínimas de obligatorio cumplimiento y recibir una cadena perpetua con parole (una figura similar a la libertad supervisada). Hernández tiene 55 años de edad en la actualidad y la pena mínima que debería cumplir de forma obligatoria, si es que el juez así lo establece, sería de 40 años. Si, además, es beneficiado con un parole en la sentencia de cadena perpetua, saldría aproximadamente a los 95 años.
Antes de brindar su dictamen, el juez revisará el reporte de presentencia, donde se incluyen las notas de los familiares, expresidentes, ministros, policías o de quienes puedan decir que el expresidente tuvo un comportamiento con moralidad. En el caso de Hernández, varios familiares y amigos enviaron cartas al juez Castel como parte del informe de sentencia presentado por la defensa a la Corte donde propusieron 40 años de cárcel para el hondureño, aunque insistieron en su inocencia.
Hijas, hermanos y hermanas, amigos de escuela y hasta personas que trabajaron en su gabinete sostuvieron que nunca vieron acciones que no fueran para el beneficio del país y del pueblo hondureño, así que pidieron misericordia en la decisión de su sentencia.
La opinión y la reputación de una persona expresadas por quienes lo conocieron pueden ser válidas al momento de la sentencia, porque el juez puede ser condescendiente con el imputado. El informe de presentencia debe estar listo días antes de la audiencia y se le entrega al oficial de probación que está dentro de la Corte, donde además se informa sobre el comportamiento del expresidente dentro de la cárcel, dentro del juicio y cuando estuvo en libertad.
Cabe explicar, que si el juez aprueba el parole, la sentencia también debe ser concurrente, porque así primero puede cumplir la primera sentencia mínima, que podría ser de diez años, luego la de los 30 y aplicar, finalmente, al parole.
Hernández está expuesto a dos cadenas perpetuas sin parole, más una sentencia mínima de 30 años, por lo que de ser aplicadas por el juez Kevin Castel, nunca más volverá a ser libre.