Un potente terremoto de magnitud superior a 7 sacudió el miércoles Taiwán, dejando al menos nueve muertos y más de 800 heridos, además de causar daños en decenas de edificios y generar alertas de tsunami en la costa del este de Asia, que finalmente fueron descartadas.
Vecinos de la ciudad de Hualien relataron escenas de caos y desesperación, mientras numerosos edificios quedaron peligrosamente inclinados tras la sacudida. A pesar de la magnitud del desastre, las estrictas normativas de construcción y la concienciación social parecen haber evitado una catástrofe mayor.
El terremoto, calificado como el más fuerte en 25 años por las autoridades, generó alertas de tsunami en Taiwán, Japón y Filipinas, aunque estas fueron levantadas poco después.
En Taiwán, se desplegaron equipos de rescate y el ejército brindó apoyo en las labores de rescate y asistencia, mientras se temía por posibles personas atrapadas en los túneles viales hacia Hualien.