UN PLANCHÓN Y UN LEVANTÓN

El Gobierno de la Presidente Xiomara Castro trabaja al revés la teoría de la prueba y error. Primero comete el error y después va por la prueba. En un solo día Xiomara Castro se ganó un varapalo diplomático por el acto inconsulto de felicitar al dictador ruso Vladimir Putin, atribuyéndole un éxito electoral «democrático» que solo puede caber en una mente trasnochada, porque ante la vista del mundo Putin ganó las elecciones más corruptas de la manera más antidemocrática, eliminando previo a las elecciones al líder opositor Alexei Navalny, que con su discurso confrontativo y antidictatorial le producía agujeros por todos lados al dictador Putin.

Semejante atrevimiento de usar el nombre de CELAC, que preside temporalmente, le costó a Xiomara Castro una reprimenda pública que recorrió el mundo y que puso en evidencia el desatino de nuestra mandataria, por dejarse guiar por imberbes de la diplomacia que están inflados de soberbia ideológica, que no es aceptable ni por los verdaderos gobiernos de izquierda. Infortunadamente después del reproche público de los diez países más representativos de CELAC, que a cualquier otro gobernante le hubiera hecho bajar la cabeza de la vergüenza, hubo una desafortunada contrarréplica desde el gobierno en la que doña Xiomara en plan respondón, se defendió manifestando que ella es quien preside la CELAC.

Mayor desatino no puede haberse visto, la reprimenda no era para que ella respondiera y contraatacara, sino para decirle sencillamente que debe aprender el tratamiento diplomático, que cuando se preside un organismo regional como CELAC, cualquier manifestación a nombre del organismo debe ser sometido a consulta para la debida aprobación. Pero los muchachos de la Cancillería, que han sido expertos en quemar llantas y tirar piedras, no conocen la materia diplomática y piensan que la CELAC es un órgano en resistencia. Después de este soberbio planchón, el gobierno quiso enmendarlo con un buen levantón de simpatía y por la noche, cuando nadie lo esperaba, se dio orden al Congreso Nacional para ratificar el tratado de límites de las aguas territoriales marítimas en el Golfo de Fonseca con Nicaragua. 

El tratado Hernández-Ortega, suscrito por el expresidente JOH y el presidente nicaragüense Daniel Ortega, le concede a nuestro país la salida a las aguas internacionales en el Océano Pacifico, conforme la resolución de la Corte Internacional de Justicia. Mantenerlo engavetado por la ceguera política de no darle seguimiento al logro más importante del expresidente JOH, como lo dijimos hace unos días, era un acto de traición a Honduras. Así que, gracias a un planchón diplomático, el tratado Hernández-Ortega fue sacado a la carrera para su aprobación, con lo cual se intentaba minimizar el ridículo de marca mayor cometido en la CELAC, a pocos días de ejercer la presidencia temporal.

Sin embargo, no se puede esconder la cabeza y actuar de la misma manera como lo hace en forma radical el Gobierno de Libertad y Refundación. Nos provoca alegría que dos años después de haber sido aprobado el tratado por la asamblea nicaragüense, lo haya hecho el Congreso Nacional. Este tratado permite a Honduras explotar nuestra condición privilegiada de ser la segunda salida del Pacifico al Atlántico. Nada más que, el Gobierno de LIBRE ha decidido tomar la ruta más larga que ocupa el largo período de 12 años para el proyecto, al irse por el ferrocarril interoceánico, mientras que, para conectar el Canal Seco de Goascorán a Coyolito solo son 45 kilómetros de carretera por construir, y un puente de 2.6 kilómetros que unirá a Coyolito con Amapala, que a lo sumo ocupa una inversión de unos 400 millones de dólares, obras que se pueden realizar en menos de 5 años, según estimaciones de expertos coreanos.

Si el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro estuviera decidido a crear la ruta del Pacifico al Atlántico, ya estaría construyendo el tramo de 45 kilómetros para unir a Goascorán con Coyolito y simultáneamente la ejecución del puente entre Coyolito y Amapala. Pareciera que decidirse por el costoso ferrocarril es algo enteramente político pero totalmente irreal, porque se nos quiere vender a los hondureños que para hacer posible el ferrocarril interoceánico, cuya construcción requiere de un largo período de por lo menos doce años, es necesario pensar también en un gobierno de largo plazo, que es el que pretende el Partido LIBRE.

Como pueden ver nuestros compatriotas, el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro nos quiere tomar el pelo con el ferrocarril interoceánico, usándolo como el ancla ideal para amarrar su proyecto de un gobierno de largo plazo para construir lo que LIBRE califica como la obra más ambiciosa para Honduras, cuando la verdad es que, lo factible por el bajo costo y menos tiempo, es culminar el Canal Seco hasta Coyolito y construir el puente para unir Amapala con tierra firme. 

Este proyecto estaría construido en los próximos cuatro a cinco años. Pero al Gobierno de LIBRE no le conviene por el corto tiempo, nos quiere dorar la píldora con el ferrocarril interoceánico e inexplicablemente hasta el gobierno de EEUU le hace el juego al gobierno, quien sabe por qué poderosas razones.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 20 de marzo de 2024.