UN GUISO MAL COCINADO

El consenso logrado a velocidad meteórica en el Congreso Nacional, para elegir en propiedad a los fiscales del Ministerio Público, a los nuevos magistrados del TSC, y demás funcionarios de los órganos fiscalizadores y contralores del Estado, tiene un olor a miedo ¡qué Dios guarde! Se logró en cuestión de horas lo que el máximo dirigente del PLR (Libertad y Refundación) venía reteniendo para tratar de exprimir a la oposición por medio del chantaje político. La elección de los fiscales, magistrados y demás, como se hizo anoche, no es del todo satisfactorio como quieren hacernos creer algunos que piensan que los hondureños somos bobos.

Esta carrera que pegaron los del PLR, PN y algunos diputados del PL es muy parecida a la carrera de los 100 metros de las olimpiadas donde gana la medalla de oro el que logra llegar a la meta en el menor tiempo posible. Sin embargo, hay un «pero» gigantesco en esa elección, porque no tuvieron el mayor cuidado que debieron haber observado, al permitir que la propuesta fuera presentada por el ilegal presidente del Congreso, Luis Redondo, quien continúa en la esfera de ilegalidad y usurpación por haber sido impuesto en forma ilegal en el 2022. Haber hecho en una sola propuesta la elección de varios funcionarios, como cuando se mete un montón de cangrejos en un mismo costal, sin duda que es obra de algún cabezón que cree que es el más listo entre todos los 9 millones de hondureños.

Es cierto que la elección se aprobó por una mayoría calificada de más de 100 diputados propietarios, pero cuando estas cosas se hacen en forma pecaminosa, a veces el pecado no se puede borrar, porque la mancha que deja es tan profunda que ni siquiera con cloro se puede limpiar, y que, si se insiste, la sombra de la mancha se riega por el resto de la prenda. Los hondureños queremos que los políticos hagan bien las cosas, que respeten la ley, no que se burlen de ella y de los ciudadanos.

La elección de los fiscales, magistrados de organismos y demás, debió hacerse respetando el procedimiento. En primer lugar, la propuesta para cada institución debió partir de un diputado del pleno, de cualquiera de los partidos. Haberla hecho el diputado Luis Redondo, significó ensuciar la elección, porque la condición ilegal y usurpadora que mantiene hace que todo acto que nazca de su iniciativa, esté contaminado de ilegalidad. Podemos percibir que quien urdió que Redondo apareciera como el héroe de la noche cree que con este acto el ilegal presidente del Congreso se dio un baño de legitimidad y que eso fue un tapón de boca para los que seguimos afirmando que Luis Redondo sigue siendo ilegal y usurpador desde el primer momento en que fue impuesto en forma arbitraria y violenta.

Para los políticos interesados en darse un baño de ruda para curarse los fantasmas y los pecados, elegir a los fiscales y magistrados resultaba un asunto que no podía extenderse más allá, no tanto por darle satisfacción a la comunidad internacional, sino porque las consecuencias del juicio de Nueva York apremian y había que asegurar las piezas claves que son los fiscales del MP electos en debida forma. Pero, resulta que el mandado se hizo mal, y como la presión que está metiendo el desarrollo del juicio en la gran babel de hierro ha provocado un nerviosismo salvaje, no se preocuparon porque el barniz para pintar la delicada obra, fuera el barniz de la legalidad. La propuesta presentada por el diputado Redondo está viciada de ilegalidad, por la condición ilegal del susodicho diputado.

Lo que está aconteciendo en el juicio que se celebra en la Corte del Distrito Sur de Nueva York debería hacer reflexionar a los políticos sobre las consecuencias de abusar y violar las leyes a su capricho, creyendo que podrán burlarse de la justicia. Todo esto, más lo que aconteció anoche en el Congreso Nacional, hace que se siga enlodando con ilegalidad actos importantes del parlamento, lo que degrada la credibilidad de la ciudadanía en los políticos.

El filósofo Nietszche, en un ensayo sobre la verdad y la mentira, escribió la siguiente sentencia que permanece imborrable: «no es que me hayas mentido, lo que me aterra es que ya no pueda creerte».

Más allá de la valoración ética del pensamiento de Nietszche es que la acción de mentir destruye la confianza, que es la base fundamental de la convivencia en toda sociedad, especialmente en las sociedades políticas. El guiso que se cocinó en el Congreso se hizo mal. Al meter las manos el diputado Luis Redondo, sucias de ilegalidad, el guiso resultó un verdadero desaguisado.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 29 de febrero de 2024.