UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD

Acaso el mayor descuido de graves consecuencias que se le puede imputar al Gobierno de Xiomara Castro, es haber dejado avanzar la epidemia del dengue, no obstante las advertencias de los organismos internacionales de salud desde mediados del año pasado, cuando la OMS insistió especialmente a los países del Caribe y áreas circunvecinas, que la expansión del dengue ameritaba que los gobiernos tomaran precauciones extremas para evitar que esta enfermedad, tan antigua como otras, trascendiera los niveles de una epidemia. No se puede pecar de exagerados como para decir que la mitad de la población infantil hondureña está infectada de dengue, pero lo que está a la vista es la sobrepoblación de menores de edad que están llegando diariamente a los hospitales públicos en procura de atención.

Mientras el dengue ha penetrado en los hogares, por la abundancia del zancudo transmisor, por descuido de la población o por lo que sea, escuchar a la titular del ramo de Salud escudarse en que hay que tener paciencia porque el Ministerio a su cargo está trabajando para combatir la enfermedad, es suficiente para entender como este gobierno enfrenta el problema más ingente y urgente en la salud de la población, que es el avance del dengue. Asumir la epidemia con esta actitud displicente es un crimen de lesa humanidad.

La señora ministra de Salud, por estos días, ha estado más preocupada por ponerles bozal a los médicos, para que no se refieran a los temas de salud, específicamente del avance del dengue, porque eso le mortifica a la ministra, que pasó de ser una doctorcita de provincia a ser rectora de todo el ramo de Salud, que son dos situaciones muy diferentes, porque la comodidad que disfruta un profesional desempeñándose en un pueblo, es diametralmente opuesta a estar al frente de todos los problemas «caballos» de la salud de varios millones de hondureños.

No se puede resistir ni mucho menos administrar la presión de un Ministerio tan complicado como es el de Salud a través del facilismo del bozal, creyendo que con mantener callados a los médicos que son solicitados por los reporteros para inquirir de ellos información sobre la situación en las salas de los hospitales donde hay centenares de niños infectados por el dengue, es que se impone la autoridad en sentido positivo. El bozal solo es una manera de achicarles el campo a los médicos que atienden a los periodistas para darles detalles del avance del dengue. Los médicos no transgreden ninguna norma disciplinaria cuando ofrecen información a los reporteros lo hacen de manera responsable, incitando a la población mayor a guardar más precauciones con sus niños y con sus mayores que también son víctimas del zancudo transmisor.

Hay un tiempo para cada cosa dice el Eclesiastés, nada más que el gobierno no entiende este principio, la mayor parte del tiempo lo está ocupando para actividades propiamente políticas, que le garanticen mantenerse en el poder, pero para esa gran parte de la población que con razón se siente alarmada por el avance del dengue, no hay tiempo. Las quejas de los médicos de los hospitales por la poca atención del Ministerio de Salud, es lo que ha llevado a la ministra a imponerles bozal, limitando la información a los voceros del Ministerio, que no siendo médicos no tienen la capacidad para abordar el problema. Los voceros cumplirán con su deber, harán su trabajo, pero por sus limitaciones de conocimiento no tendrán mucho que ofrecer a sus colegas reporteros.

Aunque las autoridades de Gobierno pretendan minimizarla, la explosión de la epidemia de dengue es para considerarla un grave peligro para miles de niños, y también para mayores, porque estamos entrando a la temporada lluviosa, que mezclada con las altas temperaturas es el clima que favorece para que el criadero de zancudos se expanda, invadiendo todos aquellos lugares donde las personas por inconsciencia o ignorancia, les permite a los zancudos ingresar a sus hogares para encontrar su fuente alimenticia que es la sangre humana. Los zancudos, igual que los vampiros, viven de la sangre, agravando el hecho que al ingerirla dejan inserto el virus que produce el dengue, una enfermedad tropical que pone a temblar a los infectados por el alto estado febril que es capaz de provocar la muerte.

Y en la medida que las autoridades de Salud del gobierno actúen en forma tecnocrática, el tiempo y la paciencia que ha solicitado la ministra de Salud para combatir esta enfermedad no bastarán para reducir el avance acelerado, porque el zancudo no da tregua, y los soldados para adiestrar a la población no son los voceros del Ministerio, son los médicos, que por sus conocimientos y porque son los que batallan tratando de salvar la vida de los infectados, los que están calificados para ser los principales aliados del Ministerio en esta batalla en la que se busca ganarle la guerra al dengue y su principal propulsor que es el zancudo, que nace y se reproduce en gran escala en esta temporada de lluvia y de calor.

El muy posible que todo esto ya se le olvidó a la ministra de Salud, por los muchos años en que se mantuvo como doctorcita de provincia, donde a lo mejor desempeñaba un gran papel y del que se perdió por culpa del Gobierno que decidió sacarla de aquel cómodo hábitat para ponerle al frente del polvorín que es el Ministerio de Salud, donde se requiere una mayor visión para entender y manejar el macro problema de salud nacional.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 10 de junio de 2024.