LAS FUERZAS ARMADAS Y LA SEGURIDAD JURÍDICA

El papel que la Constitución de la Republica le asigna a las Fuerzas Armadas es el más importante que el que tiene cualquier otra institución del Estado. Las FFAA tienen la obligación de mantener el imperio de la Constitución, los principios del libre sufragio, y la alternancia en el ejercicio de la Presidencia de la Republica. Aspectos que ahora están en ruta de riesgo con las frecuentes violaciones que los hondureños estamos viendo que se dan en el Congreso Nacional, impulsadas por el ilegal presidente de la directiva del parlamento diputado Luis Redondo.

No es de extrañar que en la situación actual en que muchos profesionales del Derecho emiten interpretaciones de la Constitución a su manera y conforme sus intereses particulares, los ciudadanos terminan desconcertados con tantas opiniones variadas que salen en los medios, al grado de no saber cuál opinión responde a la verdad y cuáles son manipuladas para favorecer los abusos que se cometen en nombre de la ley. Honduras es hoy la meca de los leguleyos, por lo que la mayoría de esas opiniones son leguleyadas, opiniones que supuestamente tienen asidero en la correcta interpretación de los artículos de la Constitución, pero que, al revisarlos, de lejos se ve que los intérpretes apelan a la hermenéutica jurídica del manoseo.

Ninguna comisión permanente del Congreso, en ningún momento, tiene facultades para nombrar al fiscal general y al fiscal adjunto, porque este acto corresponde al pleno del Congreso Nacional, porque requiere de 86 votos de diputados propietarios, por lo que resulta una falacia endiablada decir que una comisión permanente formada por nueve diputados puede suplantar al pleno del Congreso. Esto solo cabe en una mente diabólica, que pretenda acabar con el orden jurídico de un solo plumazo.

En el caso de las Fuerzas Armadas, pareciera que se han pasado al lado de la violación de la Constitución. Con mucha pena hemos visto como policías y militares se han prestado de una manera vulgar a estropear el libre acceso a las instalaciones del palacio legislativo, al que tienen derecho los diputados por ser electos por el pueblo. Esta vez la Policía ha estado más para proteger a las turbas enardecidas por la violencia en lugar de proteger a los diputados que representan al pueblo. Esto pone en precario la confianza en las FFAA y la Policía, porque dejan de prestar su papel fundamental que es mantener el imperio de la Constitución, para convertirse en cómplices de los profanadores de la ley. 

La seguridad jurídica es un deber fundamental de la institución castrense, cuando en el texto constitucional se le establece como obligación fundamental mantener el imperio de la Constitución, un concepto magno, porque mantener el imperio de la Constitución es garantizar la vida jurídica del país, lo que está por encima de cualquier otra cosa. Por lo tanto, no solo el alto mando del Estado Conjunto de las FFAA está obligado a garantizar la tranquilidad de la vida nacional, sino todas las Fuerzas Armadas en su conjunto, entendiéndose en este concepto que todas las unidades militares están abarcadas en este sagrado deber. Porque, lo que está a la vista es el peligro del propósito corporativo de usar la política y la vía democrática para tener un control absoluto de los poderes del país. Si el alto mando de las FFAA se aparta de su deber constitucional, las distintas unidades militares están obligadas a llamar al orden a sus superiores, por incumplir con la obligación que les impone la Constitución de la República.

Ante la situación política actual, que se instala mucho más allá del juego político leal y constructivo para nuestro país, con un proceso que a todas luces es disruptivo del orden constitucional, impulsado por las mezquindades que buscan monopolizar el poder, solo queda la mentalidad serena de los jefes militares responsables y juiciosos, para impedir que Honduras caiga atrapada en las garras de un gobierno autoritario y totalitario a la vez, que ha dado suficientes muestras de acobijarse en la bandera del fascismo, con una predisposición de violar la Constitución y demás leyes para lograr su infortunado despropósito. 

Para las FFAA sería un episodio lamentable que por la ambición de su actual alto mando, la institución castrense no solo quedara manchada en su honor de por vida, sino en peligro de extinción, porque sus jefes actuales por saciar sus apetitos personales, pusieran a las FFAA al servicio de un proyecto político que lejos de ser constructivo, no solo ha demostrado ser un fracaso en muchos países sino que es la carta de triunfo del desorden institucional, que significa la ruina de un país como ha sucedido en Cuba y Venezuela.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 2 de noviembre de 2023.