LA CRISIS NO ES CULPA DE LOS EMPRESARIOS

Los últimos discursos de la precandidata oficial de LIBRE, Rixi Moncada, descargando con toda su ira, la culpa de la actual situación al sector empresarial es un prejuicio furibundo de tipo ideológico, carente de razón y de análisis. Sin duda que el papel que juegan los empresarios en Honduras, como en todos los países, no es perfecto, pero es mucho más efectivo que el que juega el gobierno, especialmente el actual, que trabaja tomando decisiones en contra de la creación de empleos, un contrasentido bárbaro siendo que el papel de los buenos gobernantes es crear las condiciones para aumentar la inversión nacional y extranjera, que es el factor que mueve la economía a través de la generación de puestos de trabajo.

Cuando Rixi Moncada, en un arrebato ideológico preñado de sectarismo, acusa a los empresarios de tener de rodillas al pueblo, deja escapar un mea culpa de su gobierno y de todos los gobiernos anteriores, que lejos de procurar las condiciones para atraer a los inversionistas, con sus desplantes llenos de sectarismo se declaran enemigos de la inversión, un papel anti empresarial que por lo general asumen los gobiernos de izquierda, que prefieren trabajar por profundizar la pobreza, porque como lo confiesan de manera descarada, los pobres son los que votan por los gobiernos de izquierda.

Por eso no debe extrañar que políticos como Rixi Moncada usen la bandera anti empresarial para crear las condiciones de pobreza que le conviene al Partido LIBRE, y a ella de manera particular, ahora que ha sido seleccionada por la cúpula oficial para convertirse en la candidata de LIBRE en las próximas elecciones. Sin embargo, lo que Rixi ignora es que los ciudadanos saben que el gobierno es incapaz de solucionar la crisis y por más dadivas que entregue podrá alcanzar el favor de una parte pero no de toda la población electoral que está harta de las promesas que los políticos incumplen, pero especialmente del gobierno de LIBRE que ha demostrado su fracaso al propiciar los peores niveles de vida para la mayoría de los hondureños, mientras que ha favorecido económicamente a pequeños grupos familiares, comenzando por la familia gobernante.

El empresariado trabaja en el modelo capitalista, del que se han beneficiado los políticos incluso los que están actualmente en el poder, que han sido ganaderos y explotadores de los bosques de donde han extraído inmensas cantidades de madera. El debate entre quienes aportan más al país, si los empresarios o los políticos, lo ganan los empresarios, y sin ninguna sorpresa, porque los empresarios a la vez que invierten su capital, trabajan más del horario normal para vigilar que su inversión no solo se mantenga sino que produzca y tenga crecimiento para expandirse y tener más rendimiento. 

En cambio, los políticos por lo general son expertos en malgastar el dinero público, porque en su mayoría, cuando llegan al poder, se olvidan de las enormes necesidades que padece la población y como lo hemos visto en todo el período del retorno al orden institucional, lejos de mejorar las condiciones de la población las han deteriorado con sus desaciertos. La promesa de aspirar al poder para terminar con la desigualdad termina en pura demagogia barata, como lo está ratificando el Gobierno del Partido LIBRE, que en lugar de fomentar la inversión trabaja de manera férrea en desincentivar a los empresarios, con discursos anti empresariales como los de Mel Zelaya y Rixi Moncada.

No se puede dejar de percibir el descontento casi general de la población hondureña con el Gobierno de LIBRE, por esta actitud anti empresarial de los lideres de este partido, que no es exactamente el papel que debe tener un buen gobierno que es aquel que se preocupa por mejorar las condiciones de bienestar de los ciudadanos, algo que no depende propiamente del gobierno sino del papel propulsor del sector empresarial con sus inversiones que por inercia generan miles de puestos de trabajo.

El Gobierno de Xiomara Castro no debe subestimar el descontento popular contra su forma de gobernar, que lejos de mejorar ha empeorado las condiciones de vida de los hondureños. Pasar inadvertido por la Presidente los altos niveles de descontento que se reflejan en todas las encuestas, sería una irresponsabilidad de su parte, porque el colapso del gobierno aflora por todos lados con hechos como los altos niveles de inseguridad confirmados por la huida de la viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, que debió escapar por sentir que su vida estaba amenazada. Y el fracaso estruendoso de la ENEE, cuyo principal responsable es un buen propagandista de la Presidente, pero incapaz como gerente de la empresa, que ha profundizado su crítica situación con los extensos apagones que están llevando a la quiebra a muchos sectores empresariales.

De allí que Rixi Moncada, debe saber que el empresario es clave, porque con su capital y su actividad empresarial es el que garantiza el crecimiento sostenido, le genera ingresos al gobierno con el pago de impuestos y crea los puestos de trabajo donde las personas devengan un salario para sostenerse. Por lo tanto, que la señora Rixi Moncada la emprenda contra los empresarios, casi queriendo acabar con ellos, es la peor señal que podemos tener los hondureños, que nos debe motivar para alertar a la población a que ejerza su voto para defenderse en las próximas elecciones y evitar que Honduras sea convertida en un estado donde campea la pobreza y el desánimo, como sucede en Venezuela y Cuba, donde la gente vive pensando en escaparse de la miseria a la que ha llevado el socialismo.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 31 de mayo de 2024.