¿ESTÁ EN CRISIS LA DEMOCRACIA HONDUREÑA?

Si nos atenemos a los dos últimos hechos más connotados, la renuncia de Yani Rosenthal a la candidatura presidencial en el Partido Liberal, y a la renuncia de Salvador Nasralla a la designación presidencial, podría creerse que la democracia no está en crisis, aunque lleve la crisis adentro. Las circunstancias de que se den dos hechos como los mencionados, que son inéditos, por lo menos en los últimos tiempos, hacen ver a nuestra democracia como una democracia viva, porque una cosa es creer que la condición autoritaria del Partido Libertad y Refundación es un enemigo mortal de la democracia, lo cual solo es una parte de la visión para entender el escenario nacional, y otra es no perder de vista que mientras haya una oposición bien plantada como esta, hasta hoy, hasta allí llega la capacidad autoritaria de LIBRE.

Agregando la posibilidad de que surja una Coalición Política, que sería lo más novedoso en el panorama político hondureño, me parece que hay que corregir el planteamiento y entender la democracia como se entiende en los países más avanzados, para citar a Estados Unidos, Europa y algunos países suramericanos como Chile, Argentina, Brasil y Colombia. No nos cansamos de reiterar que las elecciones del 2025 no serán de la forma convencional como nos hemos acostumbrado a verlas. Esta vez habrá novedades, el hecho de que se esté fermentando una Coalición Política, explica que la democracia es un sistema de gobierno en constante cambio, y que Honduras lo está empezando a experimentar.

Esto demanda que los hondureños debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias que irán surgiendo. Incluso, el próximo gobierno que surja de las elecciones del 2025 no será igual a los gobiernos que hemos tenido hasta ahora, entre los que ha habido más desgobiernos que verdaderas administraciones de los asuntos del país. Todo está girando a posibles alianzas de LIBRE con algún sector del PL, apoyando el lanzamiento de una figura de medios, pero otros sectores del liberalismo están más con la idea de apoyar a Salvador Nasralla, que además de ser la figura más popular no tiene hasta ahora ninguna mancha que lo asocie con el crimen organizado. Quedaría el PN, que, con la aparición de doña Ana García de Hernández por el «juanorlandismo», sufre una fragmentación que no le permitirá tener opción de ganar las próximas elecciones como partido, por lo que quedara supeditado a integrar la Coalición Política.

El pueblo hondureño votara en el 2025 por el candidato que sea capaz de ofrecer las mejores condiciones de vida para los hondureños, ya no votará por ningún candidato que sea ofrecido como un líder mesiánico, porque hablando con franqueza, todos los gobiernos desde 1982 hasta ahora, ninguno ha sido capaz de darle a los hondureños un sistema que erradique las injusticias que siguen prevaleciendo en nuestro país. Y un sistema de gobierno que no cambia el «statu quo» no le sirve al pueblo. El partido o coalición que logre poner al frente a un líder, que ante todo, demuestre ser lo menos político, arrancara la mayor cantidad de electores.

LIBRE, que prometió cambiar las cosas, más bien las ha empeorado con su espíritu autoritario. La economía experimenta un estrangulamiento bárbaro, porque LIBRE ha pasado del discurso amenazador de Mel Zelaya y su círculo de radicales a los hechos, al provocar que empresas que han estado trabajando en el país, estén empacando sus instalaciones para marcharse a El Salvador, donde Bukele haciendo lo contrario del Gobierno de LIBRE, les abre las puertas con las mejores condiciones para operar.

Los males de un país no se combaten con otros males, y esa es la gran equivocación de LIBRE. Que su candidata presidencial Rixi Moncada continúe con la lanza en ristre amenazando al sector empresarial, no le permitirá sobrevivir con sus pretensiones como aspirante presidencial. A LIBRE no le quedará otra salida que apoyarse en una alianza como en la elección anterior, solo que esta vez ya no cuenta con Salvador Nasralla, que ha trazado su hoja de ruta en una posible Coalición Política, que por ahora está en ciernes, pero en franca fermentación. 

Volviendo a la interrogante original de si la democracia hondureña está en crisis, mi respuesta es no. Estamos en vías de ver una elección no convencional, es posible que se dé una alianza por un lado, pero por encima de todo, también está la enorme posibilidad de una Coalición Política con una figura de arrastre popular, que al no tener ninguna mancha que lo ligue al crimen organizado, será una especie de ciclón que arrastrará los votos de la gran mayoría de los hondureños, que están hastiados de las mentiras de los políticos tradicionales que manosean el poder público a su conveniencia.

Los hondureños tenemos que aspirar a que las cosas cada día vayan mejor, algo que hasta ahora no ha sido posible con los gobiernos que hemos tenido. De ahí el cuidado que debemos tener, para apoyar a un líder político que no haya tenido ningún vínculo con el crimen organizado en algún momento de su vida. La democracia hondureña no está en crisis, pero podría estarlo si los ciudadanos comprometen su voto apoyando a otra persona del club de los inescrupulosos, cuya razón de vivir es controlar el poder para sus propios fines, dejando a un lado el bienestar de los hondureños.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 11 de abril de 2024.