En el programa «Cara a Cara» que hacemos con Juan Ramon Martínez en Canal 10, hablamos a menudo de los temas políticos del momento, sin que tengamos vela en el entierro de ninguno de los partidos, tampoco el ánimo de echarle tierra a alguien en particular, tan solo pretendemos leer escenarios que es la manera de interpretar lo que se proponen los escurridizos políticos del patio hondureño, que por lo general manejan los asuntos políticos como si fueran sus negocios personales, dejando al resto de los hondureños completamente alejados de sus maniobras.
Hoy más que nunca, los partidos de oposición están obligados a aprender que, si no forman una coalición, le concederán a LIBRE en bandeja de plata, la mayor posibilidad de perpetuarse en el poder. LIBRE es un partido que trabaja las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 30 días al mes, sin agotarse, porque solo de esa forma saben que podrán derrotar a una oposición que, además de trabajar solo por momentos, desconoce el tren de trabajo de las fuerzas de izquierda.
Veamos quiénes forman la oposición en Honduras: el Partido Nacional, el Partido Liberal y el PSH, los demas como el PINU, la DC y otros, son tan minúsculos e insignificantes que ni siquiera se les toma en serio. Pero, estos pequeños partidos tendrían valor si decidieran integrarse a una posible coalición política, que pareciera estar en ciernes, fermentándose en un ambiente donde cada día hay más descontento con el Gobierno y el Partido LIBRE.
Pero, como sucede en otros países, la oposición casi siempre se vuelve díscola, especialmente cuando llega el momento de decidir quién debe encabezar una coalición. El Partido Nacional es el que más se aferra al convencionalismo de creerse el partido mayoritario y con mejores estructuras políticas en el país, algo que es aceptable solo en una parte, pero no en todo, porque si los líderes cachureros no tienen capacidad de lectura de los escenarios, entonces no se darán cuenta que tres factores letales: latrocinio, corrupción y narcotráfico, tienen estigmatizado al partido cachureco, por lo menos durante los próximos 6 años. Ningún partido que cargue con estas tres cruces terribles, estará en condiciones de reconquistar el poder.
«Tito» Asfura si lo cree, y por eso lanza las campanas al vuelo creyendo que cuenta con un apoyo electoral similar al que tuvo en el 2021 cuando su rédito electoral pasó del millón 200 mil votos. La situación actual del PN es diametralmente distinta: no está en el poder y eso no les permite a los nacionalistas usar recursos del Estado, el PN, más que dividido está fragmentado, con tres parcelas, lideradas por personalidades que no admiten la palabra «ceder» en su vocabulario. Asfura cree que aún tiene más del millón 200 mil electores dispuestos a respaldarlo, Jorge Zelaya, porque está convencido que le dará una paliza a Asfura con las pequeñas concentraciones de nacionalistas que lo escuchan en cada lugar, pero que no necesariamente votaran por él, y el grupo de doña Ana García, que puede ser la representación del llamado «juanorlandismo», que no debe ser poca cosa.
El PN sigue siendo una importante fuerza electoral, ya no como el 2021, aunque su voto duro se estima que no es menor a los 800 mil electores, pero que al irse el PN en solitario como partido, con Asfura o cualquier otro líder, no le ajustara para vencer a LIBRE, que si bien tiene un voto duro no mayor de 500 mil personas, dispone del control de todas las instituciones del país y de un mecanismo fraudulento manejado por expertos venezolanos que se curtieron en el fraude electoral bajo la dirección magistral de Tibisay Lucena, la guardiana del fraude electoral chavista.
Si los lideres del PN no son capaces de entender el riesgo que solos, como partido, no podrán derrotar a LIBRE, por la razón apuntada, serán los mejores aliados de Mel Zelaya, cuya estrategia es dividir a la oposición, pero así como se están dando las cosas, Mel tiene a su favor la desesperación de los nacionalistas por recuperar el poder. Y los nacionalistas parecen no entender, que solos no lo conseguirán, serán los mayores perdedores en el 2025.
En el ambiente hay un clima que favorece a una coalición; Salvador Nasralla y lideres liberales como Marlon Lara ya lo olfatearon y saben que solo es asunto de poco tiempo para darle forma a esa criatura, que ha sido un baluarte en países como Uruguay y Argentina para rescatar la democracia.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 30 de abril de 2024.