CUANDO SE PIERDE EL SENTIDO DE LA DECENCIA

El filósofo José Ingenieros, un preclaro defensor de la moralidad y la decencia, decía en sus ensayos que toda persona, en todo lo que le sea posible, debe mantener sus actuaciones en todas las actividades de la vida en el marco de la decencia. Ser decente, decía José Ingenieros es saber que desde que uno entra en la vida debe defender con honor, con el brazo y la conciencia, todas las cosas que nos proponemos hacer en el pleno respeto de las leyes. Fuera del respeto a las leyes, se cae en la indecencia y en la inmoralidad.

En estos momentos tan importantes en la vida nacional, los jueces y los fiscales son los funcionarios de los cuales depende la construcción del destino de nuestro país. Los jueces y fiscales están para defender la aplicación de la ley para hacer justicia y no para responder por intereses partidistas. De los jueces y los fiscales se espera sensatez, cordura, buen hacer, y la honestidad que los ciudadanos demandan en el actual escenario cuando violar la Constitución y pisotear las leyes se ha hecho una norma de conducta en los funcionarios del gobierno porque es la norma que impone el Partido LIBRE.

Resulta muy fácil perder el sentido de la orientación en la vida. Un juez y un fiscal que se mezclan en francachelas con políticos sectarios, de antemano se declaran como individuos ordinarios que no tienen el mínimo recato por apegarse a la moralidad. Si ambos, juez y fiscal, son perseguidores de los indecentes e inmorales, pero en un deliberado contubernio social se mezclan como buenos amigos, es porque son compinches del club de los indecentes. El recuerdo de Albert Camus hoy es tan pertinente como útil porque describió tan bien como Ingenieros el principio de que no es posible alcanzar ningún objetivo licito si se hace a través de medios inmorales. Camus enfatizo que no hay nada que valga más en la vida que la dignidad de una persona.

Un juez que abandona el comportamiento moral para lanzarse a los brazos de la indecencia no merece ocupar el tribunal desde el cual esta investido para aplicar la ley con justicia porque, aunque parezca una paradoja, también se puede aplicar la ley desde la óptica de la injusticia. Cuando un juez se pliega a los dictados del sector que domina los estadios del poder deja de ser un juez para convertirse en un verdugo. Igual sucede con cualquier fiscal que, sabiendo que su responsabilidad es investigar toda aquella acción que pudiera haber afectado el interés público, al ponerse a las órdenes de un determinado sector que ejerce el poder de manera omnímoda, deja de ser un fiscal para convertirse en un testaferro peligroso para la sociedad.

Ver a jueces y fiscales departiendo en una profunda relación social con los personajes del poder, es la prueba inequívoca que Honduras no cuenta con esos dos grandes pilares que son vitales para que en una sociedad haya justicia mediante una correcta aplicación de las leyes, la cual solo puede ser posible cuando el rasero de la ley se aplica a todos por igual. Pero, la amistad política no es partidaria de la justicia ni de la correcta aplicación de la ley.

Quienes gobiernan hoy, llegaron al poder con la predica de haber sido víctimas de una dictadura, pero lo que estamos viendo actualmente no difiere en nada de lo que se critica. Ver a jueces y fiscales mezclados en francachelas donde se brinda por el manejo de todas las manijas del poder, es una admisión de un contubernio descarado de operadores de la justicia con los políticos que dominan los altos niveles del gobierno. No hay ninguna duda, cuando un juez levanta la copa para brindar por la delicia de saber que comparte el poder con los que hoy creen que tienen a Honduras bajo sus pies.

Pero nada indigna tanto a los ciudadanos como ver a un fiscal junto al juez que dicta las órdenes de captura contra los adversarios, libando los finos licores en las celebraciones navideñas. Juez y fiscal, mezclados con los políticos gobernantes, desprecian el valor de la decencia, demostrando que en nada les importa la independencia porque para ellos lo que vale es la convivencia con el político poderoso que sabe cómo aprovechar el poder. Con esta clase de jueces y fiscales no es posible edificar una sociedad respetuosa de los derechos individuales porque al exhibirse como lo han hecho, se muestran como personas sin principios éticos, como decían tanto Ingenieros como Camus, son individuos que han perdido el sentido de la decencia.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 5 de diciembre de 2023.