Traslado hacia El Salvador de empresarios seria las consecuencias de falta de optimismo.

La preocupación en el ambiente empresarial hondureño ha alcanzado un punto crítico según las declaraciones del empresario René Bendaña. En medio de un clima de pesimismo, Bendaña ha expresado su inquietud y ha planteado la posibilidad de trasladar su fábrica a El Salvador. Para él, la construcción de un país próspero depende en gran medida del optimismo, y mientras percibe un flujo constante de confianza y apoyo por parte del gobierno salvadoreño, lamenta la falta de contacto por parte de las autoridades hondureñas.

La confianza es un factor fundamental para la inversión, y Bendaña destaca cómo la ausencia de este elemento puede afectar tanto a inversores locales como internacionales. La falta de comunicación y colaboración por parte de las autoridades hondureñas contrasta con la disposición mostrada por sus homólogos en El Salvador, lo que lleva al empresario a considerar seriamente el traslado de su fábrica como una medida para preservar sus inversiones y asegurar un entorno más favorable.

La situación económica en Honduras refleja este clima de incertidumbre. Bendaña menciona la disminución en la actividad comercial, evidenciada por la falta de movimiento en los centros comerciales y el impacto incluso en emprendedores locales. El relato de una vendedora de licuados, quien se ve obligada a invertir sus propios recursos y enfrenta la posibilidad de cerrar su negocio, subraya las dificultades que enfrentan los pequeños empresarios en este contexto desafiante. Ante este panorama, Bendaña señala la falta de medidas gubernamentales orientadas a promover el optimismo, la inversión y el crecimiento económico como las principales razones detrás de la desaceleración que afecta a la economía hondureña.