UNA TRETA IMPOSIBLE

Con todo respeto, es nuestro deber como ciudadano decirle a la Presidente Xiomara Castro que su obstinación de mantener el discurso de la CICIH, aquí y en la ONU, la hace incurrir en el terrible papelón de sostener, más que una promesa, un capricho político, una treta que le resultará imposible concretar, desde el momento en que la exdelegada de la ONU, Alice Shackelford, se marchó dejando una sentencia lapidaria: en Honduras predomina la «narco-política», una expresión que debe constar en el informe final de la señora Shackelford y que debe haber leído con atención el secretario general de la ONU.

No hay forma que la ONU se embarque avalando una Comisión contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, donde el Gobierno de Xiomara Castro ha sido sindicado como narcogobierno, desde el momento en que la revista Insight Crime destapo, con la crudeza que ofrece un video, el involucramiento de miembros de la familia gobernante en transacciones económicas con capos hondureños del narcotráfico, para financiar las campañas del PLR. Por cortesía diplomática, el secretario general de la ONU recibió con cara amable a la Presidente Xiomara Castro, pero es casi seguro que, cuando ella dio la vuelta, el secretario de la ONU engaveto su petición, riéndose en sus adentros, a lo mejor pensando: «que ingenua es la presidente hondureña como para creer que le vamos sacar las castañas del fuego a un gobierno que esta embarrado en actividades ilícitas hasta el cogote, y en el bochorno de tener un Congreso dirigido por un presidente usurpador».

En el marco de la 79 Asamblea de la ONU, la Presidente Xiomara Castro, de nuevo afectada por la ceguera ideológica, pronunció un discurso trillado de afirmaciones que están alejadas de la realidad política, económica y social de nuestro país y de las necesidades del pueblo hondureño. Abogó por las situaciones extranjeras de países que sufren tantas calamidades como las que padecemos en Honduras por las malas decisiones que son producto de una conducción ideológica retorcida, que lleva a las naciones a una pobreza calamitosa como acontece en Cuba y Venezuela. Habló de logros ilusorios, y vaya paradoja, porque mientras doña Xiomara se esmeraba en pronunciar su discurso plagado de cosas que no son ciertas, en varias ciudades del país grupos de personas escenificaban tomas de calles y carreteras paralizando la actividad económica, demandando soluciones a las dependencias gubernamentales y denunciando el comportamiento embustero de funcionarios del gobierno por prometer la solución de diversos problemas sin cumplir en lo mínimo lo prometido.

No hay quien le crea a la Presidente Xiomara Castro que su presencia en la ONU, y el apretón de manos del secretario general de este organismo, basta para que aquí nos venga la ONU como en el cuento mágico del «ábrete sésamo». Su discurso en la ONU de nuevo fue de lo más desafortunado; ninguna de sus palabras estuvo dirigida a generar confianza. Fue como escuchar un discurso anquilosado en los tiempos de Fidel Castro, Hugo Chávez y peor aún, fue casi una copia al carbón de los discursos de Nicolás Maduro, siempre plagados de puras mentiras. 

Como suponemos que estos discursos se los escriben a la Presidente Castro, quien lo hace es un ser de lo más malintencionado del planeta, que al momento de redactar los mensajes sacia su fanatismo de la manera más sectaria, sabiendo que hace ver a la gobernante hondureña como una ferviente servidora del chavismo, sobre todo en el peor de los momentos del Gobierno del PLR, cuando ha sido señalado y marcado como narcogobierno.

La cantaleta del golpe de Estado subraya el ridículo, porque hace apenas unas semanas el jefe del Estado Mayor de las FFAA, Roosevelt Hernández, admitió que lo del golpe de Estado son puros cuentos. En cambio, no habló en lo absoluto de suspender la infortunada cancelación del tratado de extradición, que condena a su gobierno como defensor del narcotráfico.

Mientras los mandatarios de los países latinoamericanos hablaron de sus grandes logros y conquistas, la Presidente Xiomara Castro malgastaba su tiempo anunciando pequeñas cosas y mostrando más preocupación por sus camaradas que hoy sufren las consecuencias de su totalitarismo, mientras Honduras es sacudida por la protesta social que se rebela ante la incompetencia del Gobierno del PLR. No hay comparación con los demas discursos de los presidentes de los países latinoamericanos, pero, sobre todo, con el discurso del mandatario salvadoreño Nayib Bukele, centrado con exactitud en los logros palpables e incuestionables de su gobierno. ¡Qué envidia!… ¡Qué diferencia!… ¡Qué gobernante!

No hay comparación, con Bukele, El Salvador va hacia un norte positivo. En cambio, con el Gobierno del PLR, Honduras está siendo llevada al fracaso como país. ¡Y lo más grave de todo, es que el Gobierno de Xiomara Castro nos está conduciendo a la ruina de manera intencional!

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 25 de septiembre de 2024.