Cada 11 de abril se convierte en una jornada de reflexión y solidaridad en todo el mundo, mientras se conmemora el Día Mundial del Parkinson. Esta enfermedad, que afecta a más de 8 millones de personas en todo el planeta, se cierne también sobre la población hondureña con una fuerza impactante. En un país donde la lucha contra las enfermedades aún enfrenta desafíos, entre los más de nueve millones de habitantes, entre 15,000 y 31,000 hondureños viven con los efectos del Parkinson. Es una dolencia que no distingue entre edades, con casos que surgen incluso en individuos menores de 40 años, alterando profundamente la calidad de vida de quienes la padecen y de sus seres queridos.
A menudo, el tratamiento de esta condición requiere intervenciones quirúrgicas, y en Honduras, las cifras de mortalidad revelan una realidad preocupante. Con 429 muertes registradas en el año 2020, y una tasa de mortalidad por edad de 7 por cada 100,000 habitantes, Honduras se sitúa en el lugar número 13 a nivel mundial en términos de mortalidad por Parkinson.
Sin embargo, en medio de estas estadísticas desalentadoras, brilla una luz de esperanza. Aunque el Parkinson aún carece de cura, un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen.
Es fundamental que se brinde apoyo y cuidado a las personas afectadas por esta enfermedad, tanto en el ámbito médico como en el aspecto emocional y social. La empatía y la comprensión son pilares fundamentales en el abordaje del Parkinson, ya que el apoyo de la comunidad puede marcar una diferencia crucial en el camino de quienes luchan contra esta enfermedad. En este día mundial de concienciación, renovamos nuestro compromiso de trabajar juntos en la búsqueda de soluciones, en la esperanza de un futuro donde el Parkinson sea una carga menos pesada para aquellos que lo enfrentan.