
La lucha contra la criminalidad en Honduras se cobra un alto precio para las fuerzas del orden. El 30 de abril de 2025, en la aldea Cañalito, Atima, Santa Bárbara, el agente de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), Adonis Mairena, fue gravemente herido tras recibir un disparo en el rostro durante un operativo. Según las autoridades, un sujeto desconocido abrió fuego contra los policías al verlos llegar, dejando a Mairena en estado crítico. El agente fue trasladado de urgencia a un centro médico, pero su condición sigue sin actualizarse, evidenciando los riesgos que enfrentan los uniformados en zonas de alta violencia.
En un esfuerzo por desmantelar redes criminales, el mismo día, en Catacamas, Olancho, la Policía Nacional capturó a dos presuntos miembros de la banda «Mata Policías», acusados de asesinar a dos agentes en 2017. Los detenidos, identificados como parte de los «Hermanos del Terror», enfrentaban una orden de captura por homicidio; uno de ellos portaba un arma artesanal conocida como «chimba» y un rifle tipo carabina. La operación, realizada en el mismo sector del crimen original, representa un golpe contra la delincuencia, pero no oculta la creciente inseguridad que persiste, desafiando las medidas de control como el estado de excepción. SM