
Nery Alexis Gaitán
Mel Zelaya nunca fue brillante en nada, de la media para abajo fue su nota escolar. Nada leído, sin preparación teórica de ninguna naturaleza, ingresó al Partido Liberal que no le exigió ninguna trayectoria en la lid del pensamiento. Al llegar al poder fue engatusado por la fracasada sempiterna izquierdista, Patricia Rodas, quien lo acercó a los líderes del socialismo del Siglo XXI. Ahí lo engatusaron y le prometieron que sería el nuevo estadista latinoamericano. Le encumbraron su personalidad y de ello resultó su patastera ideológica sin ton ni son. Ya sabemos que su tufillo de izquierda lo llevó a ser defenestrado del poder al desear instaurar la fatídica Asamblea Nacional Constituyente y darle así el tiro de gracia al sistema democrático hondureño.
En su segundo mandato -X es invisible-, algunas lecciones había aprendido y empezó por cooptar los tres Poderes del Estado, al Procurador General y al Fiscal General, para gobernar a su antojo. Y empezó el gobierno con el discurso de odio, dividiendo a la familia hondureña.
Pero el Gobierno de la Refundación no fue lo que él esperaba, deseaba alzarse con la gloria y que el pueblo lo adorara. Resultó todo lo contrario. Veamos algunas causas. No cumplieron las principales promesas de campaña. Se pelearon con los empresarios, ocasionando el cierre de cientos de fábricas e incrementando el desempleo.
Se dedicaron a derrochar los dineros del pueblo, comprando carros de lujo, contratando guardaespaldas, viajando por el mundo con extensas comitivas. Y, sobre todo, incrementaron los índices de corrupción a niveles alarmantes, desde comprar boletos aéreos en una ferretería, hasta gastar miles de millones en viáticos, comidas y bocadillos exquisitos.
El nepotismo de los refundadores fue tan exagerado que todos los funcionarios emplearon a sus familias, amigos y amantes en puestos relevantes; sólo la candidata oficialista empleó a 36 familiares directos en cargos importantes. Asimismo, se dedicaron a insultar soezmente a todo aquel que no apoyara su desafortunada agenda política, menospreciando al pueblo.
No mejoraron el sistema de salud; al contrario, está colapsado; no construyeron los ocho hospitales que prometieron y no hicieron hospital el Centro Cívico. El personal sanitario tiene que hacer huelga para que les cancelen sus salarios.
La política exterior fue un completo fracaso, rompieron relaciones con Taiwán, un gran benefactor de los pobres, e iniciaron relaciones con China continental a cambio de nada, sólo para adversar al gobierno de los Estados Unidos, lo que resultó en que se perdiera el TPS, entre otros desaciertos.
La delincuencia común tomó auge, se incrementó la extorsión y las actividades del crimen organizado. Y se ligó al gobierno con narcotraficantes (recordemos el narcovideo , y de ser cómplices del Cártel de los Soles al apoyar a Nicolás Maduro. El costo de la vida casi se triplicó incrementando la pobreza y la miseria en el país.
Hoy, que Manuel Zelaya ha perdido las elecciones, con el rechazo del 80% de la población hacia su agenda izquierdista, está cosechando lo que ha sembrado en estos últimos cuatro años de divisiones, odios y corrupción desmedida.
Aun así no acepta su aplastante derrota y con manotadas de ahogado expresa que ha sido víctima de un golpe electoral y no va a reconocer al nuevo gobierno. Y ha ordenado que ningún funcionario se apreste a hacer la transición gubernamental.
Este discurso apátrida, pone en riesgo la sucesión presidencial y es penado por la Constitución y las leyes como traición a la patria. Los militares, verdaderos patriotas, deben estar pendientes de esta situación y garantizar la alternabilidad en el poder, tal como les ordena la Constitución.
Mel nunca entendió que los hondureños somos demócratas y que deseamos vivir en paz; y adversamos toda agenda izquierdista con sabor a tiranía. Que esté conspirando para desacreditar las elecciones, irrespetando la voluntad popular expresada en las urnas, sólo aumenta el repudio del pueblo hacia su fracasado partido.
La derrota es el único pago que merece Libre, que tanto daño le ha hecho a los hondureños.
