
Con pancartas y gritos de desesperación, decenas de pacientes renales se plantaron este jueves frente a Diálisis de Honduras en Comayagüela, implorando al gobierno que asegure sus tratamientos vitales. La chispa de la protesta fue el aviso de que, a partir del lunes, muchos serían trasladados a hospitales públicos como el Hospital Escuela, que, según los manifestantes, no tienen ni medicamentos ni capacidad para atenderlos. “¡Ministra, dé la cara! Sin diálisis nos morimos”, clamó un paciente indignado, mientras otra, con voz quebrada, añadió: “Esto no es un capricho, es nuestra vida. El lunes no puede llegar así”.
La Secretaría de Salud fue señalada por los pacientes como indolente y desorganizada, mientras algunos, ya descompensados, denunciaban el riesgo mortal que enfrentan. “No somos delincuentes, merecemos respeto”, insistieron. El silencio de las autoridades y de Diálisis de Honduras solo aviva la angustia de quienes dependen de estas sesiones para sobrevivir. Aunque no está confirmado, se rumora que la empresa podría estar usando a los pacientes como presión para renovar contratos con el Estado. Sin respuestas claras, la incertidumbre y el miedo se apoderan de esta comunidad que lucha por su derecho a la vida.