
Miles de hondureños y turistas llenaron las calles de Tegucigalpa, Comayagua y otras zonas del país este Viernes Santo para participar en el Vía Crucis, acompañados por las coloridas alfombras de aserrín que adornaron el recorrido en honor al calvario de Jesús. Desde la madrugada, artistas locales dieron los toques finales a estas obras, que reflejaron la devoción y el talento de las comunidades, mientras los feligreses dramatizaban el camino de la cruz basado en los relatos evangélicos.
La jornada, marcada por la fe, invitó a la reflexión sobre el amor al prójimo y el bien común, con la esperanza de construir una Honduras con menos violencia y mayor sensibilidad social. El Vía Crucis, una de las devociones cristianas más significativas, unió a creyentes en un recorrido espiritual por las calles, reforzando el mensaje de paz y redención en un día de profunda conexión con Dios.



