
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebrará este sábado su cumpleaños número 79 con un imponente desfile militar en Washington DC, que incluye 7,000 tropas, 50 helicópteros, 150 vehículos blindados, entre ellos 28 tanques Abrams M1A1, y un costo estimado de 45 millones de dólares. Coincidiendo con el 250º aniversario del Ejército estadounidense, el evento recorrerá sitios emblemáticos como el Monumento a Lincoln, el Capitolio y la Casa Blanca, culminando con la entrega de una bandera por parte de los paracaidistas Golden Knights. Trump, quien expresó en Fort Bragg su deseo de “lucirse un poco”, advirtió que desplegará una “fuerza muy grande” ante posibles protestas, en un contexto de tensiones tras el envío de tropas federales a Los Ángeles por manifestaciones contra sus políticas migratorias. El Pentágono ha implementado medidas, como placas metálicas, para evitar daños a las calles, recordando un intento fallido de desfile en 2017 inspirado por el Día de la Bastilla en Francia.
El desfile, el mayor desde 1991, ha generado controversia y críticas por su carácter político. Movimientos como “No Kings” han convocado protestas, argumentando que el evento contradice la tradición estadounidense de evitar demostraciones de fuerza militar al estilo de Rusia o Corea del Norte. Peter Loge, de la Universidad George Washington, señaló que Estados Unidos, fundado por quienes rechazaban ejércitos permanentes, ve con recelo este tipo de exhibiciones. Aunque la Casa Blanca insiste en que el desfile honra la historia del Ejército, analistas advierten que refuerza la imagen de Trump como comandante en jefe en medio de crecientes tensiones internacionales, especialmente en el conflicto entre Israel e Irán, mientras sus detractores critican la normalización de prácticas ajenas a la democracia estadounidense.