
Aunque no hay certeza sobre las intenciones de Irán de desarrollar armas nucleares, su activo programa nuclear genera preocupación internacional. Desde los años 90, Israel ha advertido que el régimen iraní busca producir ojivas nucleares, algo que Teherán niega, asegurando que su tecnología nuclear tiene fines exclusivamente civiles. Según el Gobierno israelí, el uranio enriquecido necesario para armas nucleares estaría oculto en la central nuclear de Fordow, cerca de Qom, protegida en cinco túneles dentro de una montaña. La profundidad de estas instalaciones requiere un arma especializada para su destrucción, lo que ha llevado a especulaciones sobre el posible uso por parte de Estados Unidos de la bomba “Massive Ordnance Penetrator” (MOP GBU-57), diseñada específicamente para penetrar búnkeres subterráneos.
La MOP GBU-57, un arma de 13,6 toneladas y 6 metros de largo, es capaz de perforar más de 60 metros de suelo o roca antes de detonar, y solo puede ser transportada por bombarderos B-2. Según el excoronel Steve Ganyard, citado por EuropaPress, esta bomba fue creada para atacar instalaciones subterráneas como las de Irán o Corea del Norte, protegidas por gruesos muros de hormigón. Aunque Estados Unidos se muestra cauteloso sobre su involucramiento directo en el conflicto, las recientes amenazas del presidente Donald Trump y la escalada de tensiones sugieren que el uso de esta bomba no es un escenario descartable, lo que incrementa la incertidumbre en la región.