
Desde su tranquilo hogar en Port Charlotte, Florida, Louis Prevost, hermano mayor del Papa León XIV, compartió con EFE un mensaje cargado de esperanza: que el papado de su hermano, el primer estadounidense en llevar la tiara papal, no se vea empañado por la política. Con orgullo fraternal, afirmó que Robert Francis Prevost, elevado a la silla de Pedro, buscará sanar las divisiones entre liberales y conservadores, invitando a todos a “ser solo la Iglesia católica” y atrayendo a nuevas generaciones con su cercanía y juventud relativa. “Es un hombre del pueblo, siempre lo ha sido”, dijo, vislumbrando un renacer de la fe, especialmente entre los jóvenes.
Pese a sus diferencias políticas —Louis, ferviente seguidor de Donald Trump, contrasta con las críticas pasadas de su hermano a las políticas migratorias del mandatario—, Prevost defiende la visión humanitaria del Papa, quien ve a los migrantes como almas en busca de esperanza. Con emoción palpable, describió la elección de León XIV como un momento “indescriptible”, un sueño de infancia que se materializó cuando los cardenales, dejando de lado prejuicios, reconocieron su preparación y rompieron la barrera del origen estadounidense. “Es el más cualificado, y eso lo sabían”, afirmó, celebrando un papado que promete unir corazones más allá de las fronteras.