
Un voraz incendio forestal en la región de Aude, al suroeste de Francia, ha dejado un saldo trágico de una persona fallecida, varios heridos y más de 13,000 hectáreas arrasadas, equivalente al tamaño de París. El fuego, que comenzó el martes y es el mayor registrado este verano en el país, se ha propagado rápidamente impulsado por fuertes vientos de hasta 80 km/h, altas temperaturas y vegetación seca, alcanzando velocidades de más de cinco kilómetros por hora. Una persona murió en su vivienda, nueve resultaron heridas, incluyendo bomberos, y una permanece desaparecida, mientras decenas de hogares han sido destruidos o gravemente dañados.
Más de 1,800 bomberos, apoyados por aviones y helicópteros, trabajan intensamente para controlar las llamas, mientras las autoridades evacúan a residentes y turistas, incluidos campamentos vacacionales. Este desastre, exacerbado por una ola de calor y condiciones secas atribuidas al cambio climático, supera la superficie quemada en Francia durante toda la temporada pasada. Países vecinos como España y Portugal enfrentan crisis similares, evidenciando el creciente impacto de los incendios en el Mediterráneo.