
La crisis política en Francia, desatada hace un año por el adelanto electoral de Emmanuel Macron, se intensificó este lunes con la inesperada dimisión del primer ministro Sébastien Lecornu, tras solo 27 días en el cargo.
Macron otorgó a Lecornu, un fiel macronista, una prórroga hasta el miércoles para buscar un consenso que estabilice el país, ante una Asamblea Nacional dividida en tres bloques irreconciliables. Lecornu, quien asumió el puesto el 9 de septiembre tras François Bayrou, enfrenta el desafío de negociar los presupuestos de 2026, complicados por el déficit público y una deuda del 115.6% del PIB.
La dimisión, que Lecornu habría solicitado, generó confusión, mientras partidos de oposición como la derecha de Marine Le Pen, que exige nuevas elecciones, y la izquierda de Jean-Luc Mélenchon, que pide la renuncia de Macron, intensifican la presión.
Los socialistas y ecologistas demandan un primer ministro de izquierda, mientras la derecha conservadora, liderada por Bruno Retailleau, amenaza con retirarse del gobierno. La crisis impactó los mercados, con una caída de la Bolsa de París del 1.36% y un aumento de la prima de riesgo. Macron, a año y medio de terminar su mandato, enfrenta una creciente impopularidad y el riesgo de un colapso político sin precedentes.