
Los cardenales de la Iglesia Católica comenzaron a instalarse este lunes en la residencia de Santa Marta y otras dependencias del Vaticano, donde permanecerán aislados del mundo durante el cónclave que dará inicio oficialmente el miércoles. Este proceso, marcado por estrictas medidas de confidencialidad, incluyendo el corte de señales telefónicas para evitar influencias externas, tiene como objetivo elegir al sucesor del Papa Francisco. La identidad del futuro pontífice se mantiene como la gran incógnita para los 1,400 millones de católicos y el mundo entero, en un momento clave para el rumbo de la Iglesia.
El cónclave, uno de los eventos más significativos de la Iglesia Católica, se desarrollará bajo un ambiente de expectación global. Los cardenales, reunidos en total aislamiento, deliberarán hasta alcanzar un consenso sobre el nuevo líder espiritual, cuya elección no solo impactará a los fieles, sino también a la comunidad internacional. La atención está puesta en cómo el próximo Papa abordará los desafíos contemporáneos de la Iglesia, en un contexto de cambios sociales y culturales que demandan un liderazgo renovado y visionario.