Cardenal Robert Sarah emerge como favorito para suceder al papa Francisco

Tras la muerte del papa Francisco, la Iglesia católica se prepara para un cónclave que definirá al nuevo pontífice, y el cardenal Robert Sarah, originario de Guinea, se perfila como uno de los principales candidatos. Con una trayectoria destacada, que incluye la presidencia del Pontificio Consejo Cor Unum y la prefectura de la Congregación para el Culto Divino, Sarah es admirado por los sectores tradicionalistas por su firme defensa de la ortodoxia y la tradición católica. Su oposición a la supresión de la Misa tradicional, que calificó como un “proyecto diabólico”, y su crítica a la “dictadura del relativismo” lo convierten en una figura polarizadora, pero atractiva para quienes buscan un papado doctrinalmente rígido.

El nombre de Sarah resuena en las especulaciones previas al cónclave, aún sin fecha oficial, como un posible contrapeso a las políticas de apertura impulsadas por Francisco. Sus defensores ven en él una oportunidad para reforzar la identidad tradicional de la Iglesia, mientras que sus críticos advierten que su elección podría frenar los avances hacia una mayor flexibilidad pastoral. En sus discursos, Sarah ha insistido en la necesidad de recuperar la adoración y el sentido de lo sagrado, denunciando la pérdida de valores religiosos como la raíz de las crisis actuales en la Iglesia y el mundo.