TROGLODITAS Y CONSTITUYENTE

El coordinador general del PLR, Mel Zelaya, con su tradicional usanza olanchana, ha disparado uno de esos cohetes que terminan siendo «cachinflines», porque al no conocer el significado del término, acaba enredado, haciendo que el cohete le estalle en las manos. Queriendo usarlo como cortina de humo, ha traído de nuevo a la palestra pública el trillado asunto de la Asamblea Nacional Constituyente para crear una nueva Constitución que no necesita Honduras, porque lo que necesitamos es una clase política responsable, constructiva favorablemente a los hondureños y no destructiva en contra de Honduras como nos está sucediendo con el Gobierno del PLR.

Para comenzar es necesario ilustrar a Mel Zelaya, que troglodita era el hombre primitivo de la edad de piedra, que se dotaba de mazos con cabeza de piedra como principal arma de guerra y de cacería. Los pasquines de la mitad del siglo pasado idearon un personaje troglodita muy popular, llamado «Trucutú», que portaba un martillo con cabeza de piedra, que daba un trato no muy romántico a las mujeres, a las que tomaba del pelo y las arrastraba a la cueva para saciar su apetito amoroso. En todo caso, a los que les cae como anillo al dedo la denominación de trogloditas es a los militantes del PLR LIBRE, que arreglan todo a pedradas y usando la violencia.

Recurrir a la necedad de una Constituyente para Honduras es de lo más arcaico e inconveniente para nuestro país. NO ES NADA CIERTO que Honduras urge de una nueva Constitución, y se lo podemos demostrar en cualquier campo a Mel Zelaya. En primer lugar, una Constitución solo es mala si los gobiernos y los politicos la retuercen y la aplican solo en favor de ellos y en contra del bienestar de las mayorías. Una de las constituciones más antiguas pero a la vez más estables, es la de EEUU, que data de los años 1770, aproximándose a los tres siglos de vigencia, con algunas enmiendas que han equiparado el texto original con la evolución de los tiempos. La diferencia es que la clase política de EEUU no se ha aprovechado ni le ha echado la culpa a la Constitución, usándola como excusa para perpetuarse en el poder, que es la verdadera razón de Mel Zelaya para traer de nuevo el tema de la Constituyente.

El pueblo hondureño sabe que una Constituyente solo contrae una serie de desventajas, comenzando por sumir al país en un clima de mayor tensión y polarización política, que tanto daño nos ha hecho a los hondureños desde que, en 2008, Mel Zelaya hizo su primer intento con el descalabrado proyecto de la «Cuarta Urna». Una Constituyente es un peligro para Honduras porque, urdida por un partido populista como es el PLR, sería un proyecto con una absoluta falta de legitimidad, solo basta revivir la forma violenta en que fue impuesta la junta directiva actual del Congreso Nacional. Con los procedimientos arbitrarios del PLR, una nueva Constitución de la República no sería verdaderamente representativa, y conociendo bien los intereses del PLR y su máximo dirigente Mel Zelaya, no tendríamos una mejor Constitución que la que tenemos, si no un parto en donde estarían priorizados los intereses particulares de la actual familia gobernante y su recua de familiones, y donde el bien común seria pisoteado como lo ha estado en estos casi cuatro años de desgobierno.

Se imagina el pueblo hondureño, si en estos casi cuatro años, las élites del PLR han manoseado y saqueado los dineros públicos sin que haya aparatos de control que los conmine a responder por sus fechorías, porque el partido gobernante tiene sirvientes fieles al frente del Ministerio Público, del Congreso Nacional, del Poder Judicial y de la PGR ¿qué sería de Honduras con una Constitución hecha a la medida y los deseos de Mel Zelaya y LIBRE PLR, para garantizarse el control absoluto del país? Convocar a una Asamblea Constituyente seria intensificar las divisiones políticas y sociales existentes, lo que generaría más tensiones y conflictos entre los diferentes sectores de la nación, porque lo primero que surge en los promotores de una Constituyente es la tentación de hacer reformas en función de sus intereses, que no son los intereses de la nación hondureña.

En este sentido, una Constituyente viola el punto de partida de la primera necesidad que tiene Honduras que es procurar la felicidad y el bienestar de los hondureños, que es algo que el partido LIBRE PLR ha echado al cesto de la basura. El resultado seguro que nos dejaría una Constituyente promovida por Mel Zelaya, y dominada por sus dirigentes radicales del PLR, sería una constitución que reflejaría solo los valores antidemocráticos que comparten los militantes radicales de este partido, que más que un partido es un proyecto político de largo plazo, y no un verdadero instituto político de derecho público. Como lo dijo el legendario juez Oliver Holmes, «cuando se diseñan instituciones, hay que hacerlo pensando en lo que los malos harían con ellas».

Con ese peor escenario posible, que sería una Constituyente a la medida y gusto de Mel Zelaya y su radical partido PLR LIBRE, podemos imaginar lo que sería de nuestro pobre país, una ruina donde predominaran los antivalores. Honduras no se merece esta grosería. Los hondureños patriotas desde ya nos pronunciamos en contra de las pretensiones de una Constituyente que destruiría la poca paz que hoy tenemos en Honduras.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 12 de agosto de 2025.