SATÁN EN EL CONGRESO

Las sagradas escrituras definen a Satán o Satanás, también conocido como el Diablo o el Adversario de Dios, como la figura central qua personifica el mal, y por consiguiente encarna la oposición a Dios. Por más que le han querido mostrar con la imagen de ser un ángel rebelde, que se dedicó a tentar a la humanidad a pecar y a buscar destruir la creación de Dios. El Congreso Nacional no es el cielo ni mucho menos la gloria, aunque a veces es mucho más parecido al infierno terrenal. Valga esta introducción para referirnos a este último periodo de 2022 a 2026, en que el Congreso Nacional, sumido en lo más oscuro de la ilegalidad, presidido por el diputado Luis Redondo, impuesto por medio de la arbitrariedad acompañada de violencia, de lo que menos puede presumir es de ser un parlamento.

Quizás el Congreso Nacional a lo largo de su historia nunca fue un dechado de ejemplaridad legislativa, pero, al menos nunca estuvo en la penosa condición de estar presidido por un «diputado presidente usurpador» como es el actual, Luis Redondo, que pasara a la historia como el presidente impuesto por medio de la violencia y la arbitrariedad. Y, enfundado en ese disfraz «tragicómico», más trágico que cómico, heredara a partir de enero del año próximo una era de cuatro años de acciones malvadas, malintencionadas y dañinas para nuestro país, porque, revertir ese charco de ilegalidades le costara a Honduras pasar por la vergüenza de reconocer que hemos estado siendo una nación enlodada desde que la sociedad hondureña se conformó con tener al frente del parlamento hondureño a una directiva usurpadora.

El comportamiento del diputado Luis Redondo es similar al que la Biblia le adjudica al adversario de Dios, a Satán, porque, en el buen sentido del idioma, usurpar es robar; quien le roba a su país la esencia de su estructura jurídica para transformarla en un lodazal, le roba la dignidad a la nación. Eso es lo que ha hecho el diputado Redondo, un personaje que «relleno de furor cínico», se jacta de cumplir la ley y hacer justicia, y no se puede presumir de legalista y justo al ser impuesto como un pseudo presidente, desde la ilegalidad misma, al momento de aceptar sustituir a la directiva que resulto electa del pleno de 86 diputados del Congreso, a fuerza de golpes y empellones.

Hoy, a punto de culminar su trayectoria diabólica desde una presidencia usurpada, el diputado Luis Redondo, igual que Satán actúa como un adversario de la ley y la justicia, incumpliendo el mandato Constitucional. Con la mentalidad de un dictador, desprecia la aplicación del Reglamento Interno del Congreso, se burla de la Constitución y con una jactancia maligna con olor a Satanás, se resiste a convocar a sesión a los diputados, mientras continua actuando con una conducta arrogante, con la que solo puede presumir de un ego barbudo y barrigón, la mejor apariencia diabólica que lo retrata como el peor político que los hondureños no nos merecemos ni debemos aceptar que siga usurpando el poder.

Curiosa y lamentablemente, no hay en el Congreso Nacional una oposición parlamentaria que, acudiendo a los recursos legales, se haya atrevido a enfrentarlo desde una verdadera plataforma opositora. Más bien, con una postura tibia, demasiado mansa, la oposición se ha amilanado al alimentarse recíprocamente, recibiendo sumas de dinero, disfrazadas de subsidios o recursos departamentales para hacer obras en sus municipios y departamentos, lo cual es una escalada contra la dignidad, en la que desgraciadamente pecaron muchos diputados de la oposición, con honrosas excepciones de parlamentarios que deben sentirse tranquilos con su conciencia y con los electores.

Todos los diputados que se derritieron para recibir cuantiosas sumas de dinero del usurpador presidente del Congreso Redondo, están condenados por su propia conciencia que no les permitirá vivir en la gloria de la tranquilidad, al saber que están siendo señalados por la vindicta publica por haberse acoplado a la dirección de la satánica presidencia del Congreso Nacional, que durante estos cuatro años de desgobierno legislativo ha dado catedra de cómo convertir el Congreso Nacional en un parlamento infernal. 

Para calificar al usurpador presidente del Congreso Nacional, debemos acudir a la historia; en cierto momento Julio Cesar habló desde la sabiduría del vencedor: «las ocas sagradas y el vuelo de las águilas anuncian tu derrota. No lograrás pasar el Rubicón de las urnas». Y aunque Redondo resultará electo, nadie le quitará de la cabeza a los hondureños la idea de que solo podrá lograrlo por la vía del fraude diabólico. Los ciudadanos que voten por la reelección de Redondo deben saber que votaran por el Satanás del Congreso.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 8 de octubre de 2025.