
Lo ocurrido el fin de semana en una iglesia de Amapala, donde la candidata Rixi Moncada cometió un acto de profanación y blasfemia a la vez, al ocupar un recinto espiritual católico para hacer proselitismo político, es parte del debate antiquísimo que data de 1927, cuando el filósofo Ortega y Gasset publicó un breve ensayo titulado DIOS A LA VISTA, donde el filósofo, que hasta entonces solo había abordado el tema religioso desde el punto de vista social, tuvo la entereza final de proclamar que hay un DIOS, a la vez que criticó el agnosticismo, por su visión miope que renuncia a descubrir el secreto de las cosas fundamentales, que no nacen de la nada, que tienen gracias a la fe un origen natural, porque como dice en una de sus conclusiones, «nada nace del aire».
Hacemos esta introducción porque ningún político neo-marxista, como son los dirigentes del PLR-LIBRE, que, aunque dicen ser «ñángaras confesos», en realidad lo que son, es pertenecer al «club de los mequetrefes» porque cometen abusos imperdonables, como ese de entrar a una iglesia a poner en práctica un proselitismo de «cuartería» permitiendo que algunos feligreses que son más lisos que un bagre de agua sucia, les quieran exprimir promesas para obtener favores para su comunidad. Un político que se considere decente no debe aprovecharse de las ansias de ayuda de esta clase de feligreses pedigüeños. Un político decente debe hacer lo que indican las reglas de la decencia, que marcan el límite del territorio hasta donde pueden llegar, y después de allí, ni un paso más, que es lo que doña Rixi Moncada en apariencia ignora.
Entre los políticos hay de decentes a indecentes, un político incurre en la indecencia cuando en forma deliberada se propasa y salta las trancas de lo no está permitido en las normas espirituales como son las de la iglesia. Una de esas reglas establece que dentro de un templo religioso no está permitido la actividad política, que fue lo que hizo Rixi Moncada dentro de la iglesia amapalina. Entrar a la parroquia, aceptar que los feligreses le empezaran a demandar soluciones para sus necesidades, cuando sea Presidente de la República, estalla en la gravedad de la indecencia, porque la señora Rixi Moncada no tiene que esperar llegar a la Presidencia de la República, porque ahora tiene tanto poder y dispone de un grueso presupuesto del que perfectamente pudiera dedicar alguna parte para satisfacer las peticiones de los avispados feligreses amapalinos, que moralmente son tan indecentes como la señora candidata, porque ellos tampoco pueden alegar ignorancia para desconocer que para una solicitud política pudieron decirle a la candidata que se salieran del templo para entablar el negocio de la petición.
Hay muchas cosas que las personas que viven de la política, como es el caso de la candidata Rixi Moncada, pudieran desconocer, por la sencilla razón de que la mayoría de los políticos padecen de cualquiera de estas dos enfermedades: porque de verdad son ignorantes, o porque nacieron desprovistos de un elemento esencial del ser humano noble, que es la vergüenza. Ambas cosas son muy comunes en los políticos, pero ignorar que en una iglesia no se puede hacer actividad proselitista, que, aunque es algo común en un político, solo un político indecente se puede atrever a tanto, y después alegar que como cristiana tiene derecho a ingresar a la iglesia, algo que, por supuesto no se le puede restringir, porque lo que se le censura es el acto blasfemo de convertir un templo religioso en un mercado de proselitismo para ganarse las simpatías y los votos.
Con lo que llegamos al gran desencuentro que hay entre política, religión y Dios, la primera practicada como la actividad de quienes rigen o pretenden regir los asuntos públicos, la segunda entendida como la virtud que mueve a dar a Dios el culto debido, mientras que DIOS es el ser supremo creador de toda la naturaleza que está a nuestra vista y aun la que escapa del alcance de nuestros ojos. No tener la capacidad para establecer la diferencia entre estos tres grandes fenómenos, es mostrar la costa de inmoralidad de que está hecha la persona que cree que para conseguir el objetivo político no importan los medios porque lo importante es conseguirlo.
La mayor objeción que se le puede hacer al abuso cometido por la candidata de PLR-LIBRE, Rixi Moncada no es su incredulidad a la existencia de un Ser Supremo, que es algo que a doña Rixi le brota por los cuatro costados, sino desde el punto de vista moral. Nos referimos al hecho de que, sabiendo que hay una prohibición expresa de la Iglesia para la práctica política dentro de un templo, haciéndose la zonza, acompañada de varios feligreses bagres de la isla, se impuso la facultad autoritaria de pisotear las disposiciones de la iglesia de prohibir la práctica de la política que es una orden natural de tipo espiritual que evita que los políticos le saquen provecho a la fe para satisfacer su apetito personal.
Volviendo a Ortega y Gasset, diríamos que la candidata del PLR-LIBRE es una especie de centauro, ese extraño animal mitológico que era mitad animal y mitad humano, en el que imperaba más el temperamento del primero sobre la capacidad racional de los seres humanos.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 4 de agosto de 2025.