
Un partido histórico, lleno de tradición, que le ha dado tanto a Honduras, como el Partido Liberal, después de casi veinte años de estar en la llanura, pagando una culpa que no fue por un hecho provocado por el glorioso partido, tiene hoy una magnífica oportunidad de volver a dirigir los destinos del país. Dieciséis años después del infortunado evento político promovido por Mel Zelaya, en que los liberales sufrieron las consecuencias por la ambición de un hombre que se obstinó en un proyecto populista que no responde a los ideales democráticos del pueblo hondureño, el Partido Liberal, que resurge con nueva sangre y nueva vida, ha comenzado de nuevo a abrirse paso en toda Honduras, y es evidente que no lo hace por casualidad.
Los electores recobran la confianza en el Partido Liberal, muchos de ellos que se desubicaron en el 2009, creyendo que su glorioso partido era el culpable del capítulo que defenestró a Mel Zelaya por desacatar la ley y violar la Constitución de la República, han comprendido que la receta que les propuso Mel terminó siendo un veneno para Honduras. El PLR, nutrido de una parte de las bases del liberalismo hondureño, no supo corresponder a las demandas políticas públicas realistas de la nación hondureña, que fueran capaces de afrontar los desafíos del siglo XXI. El Partido PLR nació para alinearse a los destinos e intereses de una ideología que vela porque líderes como Nicolás Maduro en Venezuela, sometan eternamente a sus pueblos, condenándolos, igual que los hermanos Castro hicieron con los cubanos, a vivir en la pobreza y en la miseria.
Para las Elecciones Generales del 30 de noviembre, el Partido Liberal tiene grandes posibilidades de volver a dirigir los destinos de Honduras, dependiendo si los nuevos líderes son capaces de leer los complejos escenarios en que los liberales esta vez enfrentan a un Partido LIBRE nutrido de una asesoría extranjera que sabe cómo se ganan las elecciones por las buenas o por las malas. Esta vez no se trata solo de recuperar el poder, esta vez sobre los liberales pesa la enorme responsabilidad de salvar la democracia hondureña, y el Partido Liberal que es el referente para la mayor parte de la clase media hondureña, tiene como candidato a Salvador Nasralla, que, con un mensaje muy peculiar ha demostrado capacidad para atraer electores indecisos e independientes, que son los que conforman la masa de votantes que constituyen la mayoría y que decidirán el destino de Honduras el 30 de noviembre.
Los liberales no deben perder esta oportunidad y de manera especial Salvador Nasralla, que se ha convertido en el líder liberal de nuevo cuño, debe interpretar debidamente el momento, procurando que los liberales se unan, evitando las grietas entre sus líderes. La inclusión de Jorge Cálix en una diputación, es supremamente importante, un hecho que debe importar al Partido Liberal más que a nadie. Cálix es el líder que obtuvo después de Nasralla el mayor respaldo de los votantes liberales, por lo tanto, su respaldo electoral no debe quedar con el mal sabor de que su líder no es tomado en cuenta en serio en el Partido Liberal.
En ocasiones anteriores, otros líderes liberales, menospreciaron a sus contendores internos, confundieron a los electores liberales, polarizando artificialmente el debate político, citando dos casos recientes: Mauricio Villeda desestimó en su momento a su oponente Yani Rosenthal, y otro tanto hizo Luis Zelaya con su opositora Gabriela Núñez. En ambos casos, el PL sufrió dos derrotas aplastantes por la inconsecuencia de los dos candidatos mencionados. Salvador Nasralla no debe cometer el mismo error de Mauricio Villeda y Luis Zelaya. El Partido Liberal puede aglutinar esta vez a los indecisos y a los independientes, pero no lo logrará si en lugar de unificarse internamente, por esa tradición díscola de los liberales, se generan problemas donde no los debe haber, haciendo zozobrar este gran barco que se llama Partido Liberal, en el que vamos enrolados más de 5 millones de hondureños que apuntamos a salvar a Honduras de una dictadura totalitaria que acabará con la democracia.
Estamos a dos meses de la celebración de las elecciones, tiempo en que podemos percibir que la inmensa mayoría de los hondureños estamos decididos a defender la libertad. Solo que para lograrlo necesitamos ir completamente unidos a respaldar al candidato que no tiene vínculos con la corrupción y el narcotráfico. Para lograr este supremo objetivo no se puede dejar abandonado a un líder de tanta importancia electoral como el exaspirante Jorge Cálix. El Partido Liberal ya es mayoritario en el escenario político, pero yendo completamente unido multiplicara los votos propiciando un cambio histórico, poniendo fin a un periodo de gobierno caracterizado por el desempleo estructural, los descarados chiringuitos políticos y la corrupción por los cuatro costados del Gobierno de LIBRE.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 29 de septiembre de 2025.