LA TIRANÍA DE LAS ENCUESTAS

Desde que los expertos en estadística explicaron que una encuesta puede predecir el resultado de una elección presidencial, los partidos políticos acuden a este valioso instrumento para saber qué nivel de aceptación tienen los aspirantes en las preferencias del electorado. Una encuesta no solo investiga las posibilidades de los candidatos, sino, además, qué sectores están decididos a votar, quiénes no lo están y hasta descubre el porcentaje de abstencionismo. Si bien en la política no hay una bola de cristal para ver los resultados con anticipación, la estadística como ciencia proporciona las encuestas para auscultar las preferencias políticas de las personas.

Hay encuestas independientes y hay encuestas arregladas, por no decir compradas, que pueden dar el panorama real de los escenarios electorales, o distorsionarlos, según le convenga al que encarga y compra la encuesta. Para las elecciones del 30 de noviembre se han realizado unas diez encuestas políticas, de las cuales unas 8 de ellas arrojan resultados que concuerdan con el actual humor político, y hay dos encuestas que, se puede colegir, que han sido hechas por encargo del gobierno y del partido gobernante. Lo que avala o hunde a cualquier candidato es su cuota de popularidad o impopularidad, según sea su comportamiento como funcionario, como político y por el contenido de su discurso.

En este momento, de los candidatos de los tres partidos con mayor volumen electoral, la cuota de popularidad más alta es la del candidato liberal Salvador Nasralla, seguido a corta distancia por el candidato nacionalista Nasry Asfura, mientras que la candidata oficialista del partido gobernante PLR, Rixi Moncada, se quedó estancada en un lejano tercer lugar, del que ni remolcada puede llegar al plano competitivo para disputarle a Nasralla y a Asfura la posibilidad de ganar la Presidencia de la República. Las ocho encuestas que se revisten de veracidad, señalan a los que sirven para el apreciado cargo de la Presidencia de la República y a los que no sirven para el cargo, entre ellos Rixi Moncada.

La pregunta que siempre nos hacemos es: ¿si las encuestas de las firmas más reconocidas como Paradigma, Le Vote, Demoscopia, MacroDato y otras son confiables en sus escalafones en los que ubican a los actuales candidatos? Por mi experiencia acumulada desde 1980 hasta la fecha, puedo afirmar que es confiable toda encuesta que no responda a un interés político determinado y cuya financiación provenga de sectores serios, nacionales e internacionales que tienen interés en patrocinar sondeos que ayuden a tener elecciones limpias y transparentes. Las encuestas nada confiables son las que financian el gobierno y el partido gobernante.

Se sabe que las encuestadoras serias son aquellas que se alejan del gobierno y del partido oficialista, que siempre están interesados en controlar encuestas donde su candidato aparezca con niveles de aceptación que son contrarios a la realidad. En los actuales momentos, a seis semanas de las elecciones, la candidata oficialista Rixi Moncada carece de suficiente respaldo electoral, por lo que los indicadores la sitúan hasta en una cuarta posición, muy por debajo de los candidatos Salvador Nasralla y Nasry Asfura y del sector «ninguno» donde están los ciudadanos que no tienen ni partido ni candidato. En este escalafón de los «ninguno», la candidata Rixi Moncada tiene escasas o ninguna posibilidad de conseguir respaldo, porque sus parciales, siendo radicales por excelencia, no esconden la cara ni ocultan su marcada preferencia. Están matriculados en el rojo-negro y no dan un centavo por cualquier otro. En el «ninguno» pueden tener respaldo los candidatos Salvador Nasralla y Tito Asfura.

En la Democracia, las encuestas son una especie de tiranía positiva, porque es el único instrumento que nos puede indicar a los electores si el candidato es confiable, y este aspecto quien lo determina son los ciudadanos electores. Igual que son las encuestas serias las que nos dicen si hay candidatos que carecen de consistencia o representan una fuerza política que recibe el rechazo de los electores. Las encuestas serias ponen a la candidata Rixi Moncada en un distante tercero y cuarto lugar. Esa posición no le debe hacer pensar que a las doce del día 30 de noviembre podría anunciar un supuesto triunfo. Porque eso, solo hace suponer dos cosas: que su confianza está basada en un robusto mecanismo de fraude y que, como el PLR tiene el control de los órganos de justicia, no le preocupan las demandas que le lloverán por violar la Constitución y demas leyes, que prohíben a los politicos declararse triunfadores, antes de que lo haga el CNE.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 20 de octubre de 2025.