
Los hondureños tenemos una percepción negativa de la justicia en estos momentos, sobre todo después de que trascendió que el Poder Judicial, presidido por la magistrada Rebeca Raquel de Melara, avaló los nombramientos de jueces identificados con el PLR, creando una estructura judicial con personas afines al partido gobernante, para que se encarguen de ciertos casos de corrupción, asignándoles expedientes de asuntos donde hay línea para favorecer intereses políticos, mientras que hay disposición de perseguir a todos los que son considerados opositores. O sea, una justicia por encargo en ambas direcciones.
Los jueces deciden sobre la vida y los bienes de los ciudadanos, por lo que ostentan un poder real que puede hacer justicia o puede hacer mucho daño, y si los que tienen la responsabilidad de impartir justicia son puestos en los tribunales para cumplir órdenes partidarias, significa que en Honduras no hay jueces sino funcionarios obedientes al partido de turno para salvar el pellejo de los que siendo amigos del partido gobernante, cometen delitos, mientras que a los jueces no les debe temblar el pulso para hundir a todo aquel que es señalado de opositor al gobierno.
Esto es bochornoso pero a la vez es grave para la sociedad, porque teniendo al frente de los tribunales a personas que no aplican la ley desde las perspectivas jurídicas sino obedeciendo el mandato del partido gobernante, para salvar de la ley a verdaderos pillos, mientras se manda a la guillotina a aquellos cuyo único pecado es ser opositores, es porque hemos llegado a la peor situación en que puede caer un país, que es tener una justicia de encargo para salvar a los amigos del partido y para hundir a los opositores.
Cierta vez mientras me tocaba comparecer a una audiencia de conciliación en un tribunal, donde era acusado por haber divulgado una declaración tomada por uno de nuestros reporteros a un funcionario de la Embajada de EEUU, sobre tres personajes importantes del país a los que se les había cancelado la visa, y de la que no había una declaración o documento que la respaldara, se me ocurrió una de esas ideas que la experiencia le cultiva a uno en la cabeza. Propuse al juez que desde el juzgado se le enviara una citación al diplomático para que respondiera si había o no expresado lo que nuestro reportero había divulgado. El juez, muy cortés, tomó mi sugerencia y las partes contrarias estuvieron de acuerdo. Como el diplomático no respondiera, como yo lo suponía, al cabo de dos años pedí que la causa fuera sobreseída y allí murió aquel proceso.
Pongo este ejemplo porque en ese tiempo todavía teníamos justicia en Honduras. El reclamante era un poderoso banquero y político, famoso porque se decía que tenía el control del Poder Judicial, pero esa vez comprobé que todo era una mala aureola que le habían levantado, porque si eso hubiera sido cierto, por el desliz de nuestro reportero pudimos haber sido condenados por el juez a cumplir cualquier tipo de indemnización, pero el juez actuó correctamente y el reclamante que demandaba de la misma forma, y con una buena explicación de buena fe aquel asunto termino allí.
Hoy la cosa es diametralmente distinta, hoy si, el Poder Judicial tiene dueño. Porque estos jueces afines al PLR fueron asignados a determinados casos no para enmendar los errores o faltas cometidas por las personas sino para acatar las ordenes externas del poder politico que por lo general tienen que ver con salvar a los corruptos y malhechores de su partido, y la persecución implacable contra todo aquel que tenga el marbete de opositor. Este tipo de cobertura judicial ya no responde a la majestuosidad de hacer justicia, sino al interés festinado de tomar venganza política.
Un ejemplo que salta a la luz pública es la persecución implacable contra el Gral. retirado Romeo Vásquez, que en el 2009 solo actuó acatando una orden que emanó de la Corte Suprema, que demandó capturar al entonces presidente Manuel Zelaya por violar la Constitución. Y en cuanto a la muerte trágica del joven Isy Obed Murillo, quedó esclarecido en un peritaje forense que la bala que le cegó la vida no fue disparada desde la dirección donde estaban los policías y militares, sino desde otro lado opuesto. Pero, el deseo de reprocharle a Romeo Vásquez que no haya acompañado el proyecto de la ʺCuarta Urnaʺ ha sido llevado a esta malsana forma de impartir justicia, que ha sido puesta en manos de jueces afines al partido gobernante PLR.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 21 de mayo de 2025.