EL RASERO DEL FISCAL

El rasero, esa varita que sirve para medir, es un símbolo que se ha adaptado a la delicada tarea de impartir justicia. El fiscal general no es un juez propiamente dicho, pero, como un actor principal que procura que se haga justicia, cuando es asunto de decidir cómo orientar las investigaciones, puede ser el funcionario más ecuánime o el más desequilibrado. Hoy, bajo la conducción de Johel Zelaya, el Ministerio Público no actúa como una Fiscalía General, sino como un garito, porque en esta institución se juega con dados cargados para que la ganancia sea para un solo lado.

El Papa Gobierno que esta monopolizado por el PLR, con una familia gobernante, tiene al fiscal general Johel Zelaya haciendo el papel del tirador de dados cargados, de manera que desde que empieza a agitar las manos, de antemano se sabe quién ganará y quién perderá. El fiscal general Johel Zelaya, en el fondo, es una persona ingenua, porque si cree que cuando se pronuncia con un tono donde demuestra una aparente firmeza, afirmando que no le temblará la mano para investigar y requerir sea quién sea y venga de donde venga, los ciudadanos nos reímos sin creer una sola palabra de lo que dice, porque sabemos que está mintiendo, porque el papel que desempeña, para el que fue llamado por el máximo líder de LIBRE, es proteger a toda la dirigencia del PLR y enfilar las baterías contra la oposición.

El Ministerio Público con Johel Zelaya al frente como Procurador General, no es que actúe como una sociedad anónima, más bien es demasiado visible con sus actuaciones abiertamente protectoras a los intereses del PLR, actuando como una especie de Fiscalía Especial para proteger a un partido y atacar a los adversarios. El Ministerio Público está dominado por el único objetivo que es el de evitar que la élite de Libertad y Refundación sea molestada con requerimientos que pudieran tener consecuencias. En este sentido podemos decir que el Ministerio Público dirigido por el fiscal general Johel Zelaya perdió su razón de ser, porque al convertirse en un aparato defensor de la familia gobernante, puede ser cualquier cosa menos un Ministerio Público que por ley debe velar por el interés de los ciudadanos.

El Ministerio Público desde la llegada de Johel Zelaya perdió no poca dignidad, sino toda la dignidad, desde el momento en que Johel Zelaya aceptó ser juramentado por un miembro del clan Zelaya y, posteriormente ni siquiera tuvo la delicadeza de evitar fotografiarse con varios de los integrantes de la élite del partido gobernante, una señal inequívoca que el fiscal general Johel Zelaya tampoco se preocupó por guardar las apariencias de la ecuanimidad y la independencia. Más tarde lo vimos en reuniones en franca camaradería, departiendo con personajes de LIBRE salpicados en situaciones escandalosas de manoseo de dinero público como la diputada Isis Cuéllar. Con estas evidencias, el fiscal Johel Zelaya no tiene como engañarnos a los hondureños al repetir como loro en el guayabal, que investigará todo lo que sea.

En tanto los problemas graves que ameritan la acción de un Ministerio Público enérgico, digno e independiente, se van diluyendo con los días. La estafa escandalosa de KORIUN, donde miles de hondureños perdieron sumas apreciadas de dinero, se está quedando en nada, a menos de dos meses que el gobierno del PLR concluya su período, con la inmensa duda de que los personajes de altos vuelos que le birlaron el dinero a unos 30 mil hondureños pertenecen al partido gobernante. La diputada Isis Cuéllar, que se jacta de seguir manoseando cuantioso dinero público, sigue con su conducta altanera de ser intocable en el PLR, ratificando su poderío de que no le pueden tocar un solo pelo porque es capaz de destruir al partido.

Entonces ¿de qué habla el fiscal Johel Zelaya? ¿De defender los intereses de quién? ¡Si su papel está bien identificado! El Ministerio Público, bajo su dirección, es una maquinaria mal engrasada porque si bien da la impresión de asumir investigaciones donde se han estado haciendo muchas cosas malas, la Fiscalía General solo tiene ojos para perseguir a los indiciados de los partidos adversarios al PLR, en cambio toda la corrupción escandalosa denunciada en los sectores del PLR, allí, el rasero de Johel Zelaya no funciona, quizás por el lodo que lo encubre, y lo enmohece. 

La conclusión es muy sencilla: los hondureños, en estos momentos, no tenemos ni Ministerio Público ni fiscal general que nos defienda en nuestra condición de ciudadanos. Porque lo que hay es una Fiscalía Especial para defender al gobierno y a la familia gobernante.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 10 de octubre de 2025.