
Una de las obligaciones ineludibles de todo gobierno es procurar establecer en el país un clima de seguridad, estabilidad y certeza, donde los ciudadanos puedan desarrollar sus actividades y sus quehaceres sin enfrentar la incertidumbre que es el peor de los estados, donde la zozobra hace que la norma sea el fracaso de las personas, de la sociedad y del país en general. Cuando la inseguridad reina en una nación, como está ocurriendo en Honduras, la población entra a vivir en un caos permanente, donde la incertidumbre es su majestad.
Pocas veces a los hondureños nos ha tocado vivir en un clima tan incierto, dominado por la violencia y la inseguridad como en estos tres años y medio que nos ha gobernado el PLR. Las autoridades de Seguridad pareciera que viven en otro país, donde las situaciones son favorables a la confianza, porque todo está bajo control. Cuando es todo lo contrario, vivimos una era de violencia nacional que crispa los nervios hasta al más centrado de los individuos. No estamos viviendo en una guerra declara, pero es como si lo estuviéramos por la cantidad de personas muertas todos los días, a cada hora, a cada momento, por lo que es un contrasentido y es hasta una burla, decir que estamos en un estado de excepción en forma extendida, cuando la mortandad de jóvenes, adultos, mujeres, niños y personas de todas las edades, pierden la vida en forma violenta de muchas maneras, como si no tuviéramos en Honduras autoridades de seguridad. En cambio, el titular de Seguridad se da el lujo de divagar comprando un equipo de fútbol.
La misma candidata presidencial del partido gobernante LIBRE, o PLR, en sus discursos se esmera en incitar al odio, lo que ha hecho una predica permanente desde que asumió el importante cargo en el que se convirtió en cabeza de las FFAA. Por eso, han caído muy oportunas las palabras del Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, al clausurar el tiempo de pascua, haciendo hincapié en el estado de inseguridad y odio que está prevaleciendo en Honduras. Dentro del lenguaje espiritual, el Cardenal Rodríguez ha pedido a los hondureños que no nos encerremos, ni por la angustia ni por la violencia, ni nos dejemos intimidar por el miedo. Miedo de tanta muerte y tanta maldad, miedo de no saber qué pasará en Honduras después de las elecciones del 30 de noviembre.
La homilía del Cardenal Rodríguez ha sido un latigazo a las malas conciencias que desde el gobierno están usando dinero mal habido, mientras no se pagan las cuentas que deben cancelarse a los empleados como los médicos y similares que sufren el maltrato de las autoridades de Salud, que actúan con un corazón endurecido mientras los hondureños de escasos recursos sufren las terribles consecuencias de la soberbia oficial, que no tienen justificación. La confusión que reina en Honduras nos hace una especie de torre de Babel donde predominaban los mentirosos, una similitud muy apropiada establecida por el gran líder espiritual católico, al referirse a los hechos imperantes donde la muerte, la violencia y el odio son los factores que predominan, mientras la esperanza es de lo menos que se habla en el ámbito del gobierno.
Un mensaje critico que vela por la libertad y la palabra de los hondureños, que en varios sectores parecieran no estar conscientes que nos estamos jugando la libertad y la democracia, comenzando por los politicos de oposición que actúan con total displicencia, cuando no atinan a comprender que las elecciones del 30 de noviembre no serán elecciones convencionales, sino un evento donde Honduras se enfrenta a un proyecto politico internacional que pretende hacer de nuestro país un eslabón de una cadena ideológica, que no está interesada en el bienestar de las personas sino en el apoderamiento del país para sumarlo a un orden politico populista donde impera el criterio de un hombre fuerte.
El sermón del Cardenal Rodríguez no ha sido un ataque dirigido contra el partido gobernante, hay que analizarlo en la verdadera concepción de la palabra. Ha sido un llamado a la conciencia de los hondureños que pareciéramos no darnos cuenta hacia donde nos llevan los que dominan el poder con dineros mal habidos. Evidentemente los acróbatas locales de la política del PLR, ya empezaron a dispararle cohetes al Cardenal Rodríguez, no para celebrar su conceptuosa homilía del domingo, sino para hacer un poco de ruido, para que las impactantes palabras del eminente líder católico no se extiendan por los días que quedan de aquí al 30 de noviembre. Algo que vemos infructuoso, porque las palabras pronunciadas por el Cardenal Rodríguez son las que vierte el hombre bueno, el líder constructivo que se atreve a señalar lo políticamente incorrecto que solo inseguridad y odio nos está produciendo a los hondureños.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 9 de junio de 2025.