
En la población hondureña se venía escuchando el clamor general por la celebración de las elecciones el próximo 30 de noviembre, luego que el desarrollo del cronograma electoral se estancó en el CNE, por la intransigencia del partido gobernante LIBRE-PLR, acostumbrado a tener la manija de todas las instituciones en este período, con excepción del CNE, donde la posición apegada a la ley de las representantes de los partidos democráticos, provoco una especie de pataleo irracional del concejal de LIBRE-PLR, Marlon Ochoa. Reanudadas las sesiones del pleno bajo la presidencia de la concejal Cossette López, en las últimas horas del lunes, las luces del entendimiento por fin se prendieron en los dos y medio dedos de frente del concejal del PLR, logrando alumbrar el túnel de la incomprensión, hasta dar con un acuerdo que condujo a la salida para continuar con el cronograma electoral que asegura la celebración de las elecciones el 30 de noviembre.
En política, lo más aconsejable son los acuerdos y el hecho de que los tres concejales hayan decidido en forma unánime como se deberá llevar a cabo la verificación de los resultados es altamente positivo para Honduras y nuestro sistema democrático. Es importante que liberales y nacionalistas, y en general los hondureños, tengamos una interpretación correcta de lo acontecido en el CNE. Los concejales lograron abrir la puerta que conduce a la salida, porque mantenerse aferrados al conflicto no hubiera conducido a ningún otro lado que no fuera el desagradable trance de poner en peligro la celebración de las elecciones.
Si el ansia de los hondureños en general es concurrir a las urnas para elegir a un nuevo gobierno, este anhelo no hubiera sido posible si el conflicto extendido por la terquedad extremista del PLR llegara a convertirse en una especie de dique, que impidiera la realización de las elecciones. Explicado de una manera más sencilla, para elegir a un nuevo gobierno el 30 de noviembre se requiere indefectiblemente que haya elecciones, porque sin el evento electoral no hay forma de elegir, y entonces el camino quedaba expedito para que el PLR continuara de hecho en el ejercicio del poder. Las elecciones son imprescindibles para que los ciudadanos podamos elegir un nuevo gobierno que sustituya al desgobierno actual.
Esto que explicamos, con toda su crudeza es así, si el CNE hubiera continuado encapsulado en la trampa que había tendido el concejal del PLR, se corría el inminente riesgo de que, extendido el conflicto, llegáramos a un tiempo en que, una vez vencidos los términos para desarrollar el cronograma electoral, fuera imposible celebrar elecciones. Aferrarse a la extensión del conflicto, por enfrentar a la sinrazón del PLR con otra postura irracional, no era una posición inteligente de la oposición, hubiera sido entregarle al PLR en bandeja de plata la continuidad en el poder sin necesidad de ir a las urnas.
A lo que nunca renunciaron las concejales de los partidos democráticos fue a lograr una salida razonable que evitara llegar al extremo de poner en peligro la celebración de las elecciones. Esto es lo que debe celebrarse, la postura con una impecable madurez de las concejales Cossette López y Ana Paola Hall, que evitó que llegáramos al desierto electoral que hubiera sido arribar al 30 de noviembre sin la posibilidad de acudir a las urnas para elegir a un nuevo gobierno. Las posiciones inconsecuentes no corresponden a una democracia y bien que el PLR desistiera seguir en el callejón en que estaba, entendiendo a tiempo que el repliegue no es algo tan malo cuando es una alternativa inteligente para no caer del todo en el precipicio.
Además, si bien lo fundamental es que haya elecciones, porque sin elecciones no se puede presumir de la belleza que es la democracia, lo que corresponde ahora es tener una avalancha de votos en las urnas. Esto no es un sueño, porque por donde quiera que uno va, y estos días me he estado desplazando mucho a lo largo y ancho del país, he comprobado donde me toca estacionarme para estirar las piernas y comer y beber algo, que el clamor general de los hondureños es acudir a las urnas, lo cual me da la certeza que tendremos unas elecciones sumamente concurridas el 30 de noviembre.
Y como los hondureños están decididos a provocar un cambio de gobierno en todo sentido, he notado que esta vez hay un estado de conciencia que, sin haber alianza o coalición, hay una inclinación casi general a favor del candidato que no tiene macula ni esta señalado por actos de corrupción ni vinculado de una ninguna manera al narcotráfico. No tengo necesidad, como no estoy obligado a mencionar nombre, pero los registros nacionales e internacionales saben quién es quién en estos aspectos. Y que cualquier señalamiento o inculpación que haga el PLR o cualquier otro sector, de antemano se sabe que serán inventos producto de la desesperación.
Sintamos de nuevo la alegría que por unos meses nos había robado la terquedad oficial de urdir vía conflicto en el CNE, un posible arrebato anticipado de las elecciones. Preparémonos para elegir a un nuevo presidente que resultara electo producto de una coalición espontanea, porque los hondureños no queremos perder a Honduras y nuestra democracia.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 5 de agosto de 2025.