
En un vibrante encuentro en Anfield, el Liverpool derrotó 3-2 al Atlético de Madrid con un cabezazo de Virgil van Dijk en el minuto 92, frustrando una épica reacción rojiblanca liderada por Marcos Llorente. El equipo de Diego Simeone, que comenzó desbordado con dos goles en contra en los primeros cinco minutos —un autogol tras un rebote de Pablo Barrios y un tanto de Mohamed Salah—, logró reponerse con un gol de Llorente al borde del descanso y un empate agónico del mismo jugador en el tramo final, solo para ser doblegado por la precisión del defensor holandés en el último instante.
Pese a las bajas de Julián Álvarez, Álex Baena, Johnny Cardoso, Josema Giménez y Thiago Almada, el Atlético mostró carácter en el segundo tiempo, compitiendo de igual a igual contra un Liverpool reforzado por el fichaje de Isak, pero pagó caro sus errores defensivos iniciales.
El partido, marcado por la intensidad de Anfield, vio al Atlético superar un arranque desastroso, con un Salah imparable y un Gravenberch que desarmó al mediocampo rojiblanco. La entrada de Koke y los ajustes de Simeone, con Sorloth y Nahuel Molina, dieron vida al equipo, que igualó el marcador con un gol de Llorente que desvió en Mac Allister.
Sin embargo, la falta de precisión en momentos clave, como un disparo de Llorente por encima del arco y un fallo de Salah al palo, mantuvo el encuentro en un filo. La expulsión de un penalti inexistente por el VAR y la resistencia de Oblak ante los embates reds no fueron suficientes para evitar el golpe final de Van Dijk, que dejó al Atlético sin premio tras una noche de lucha y corazón en la Champions League.