
La confabulación en materia penal, es el acto conspirador realizado mediante maniobras o intrigas desleales que busca infligir un daño. La peor confabulación política es la que se hace en contra del país por aquellos funcionarios que por defender sus intereses particulares cometen un delito de modo especial que atenta contra los intereses de la nación. Varios funcionarios del PLR están tipificados ya como autores de una confabulación que busca obstruir el conteo final y la declaración del ganador de las elecciones del 30 de noviembre. Esto es sumamente grave, en derecho penal el o los responsables de una confabulación, incurren en otro delito de mayores consecuencias que es la conspiración.
El mayor confabulador en Honduras en los últimos tiempos es el diputado Luis Redondo, que ahora, hasta se atreve a amenazar con declarar ilegal el escrutinio final de las elecciones del 30 de noviembre. Por supuesto que Redondo no tiene ninguna autoridad para interferir el proceso electoral, lo que lo convierte en un delincuente común al alcance de la ley para deducirle responsabilidades. Además, el diputado Redondo ha ocupado como un vulgar usurpador la Presidencia del Congreso Nacional durante 4 años, por lo que deberá responder ante la justicia hondureña en su debido momento.
Quizás Honduras nunca fue objeto de una confabulación de manera tan vil como la que urden en forma desesperada miembros del Partido Libertad y Refundación (PLR), desconociendo el texto constitucional, para aferrarse al poder. Así está quedando consignado en la historia con los nombres y apellidos de los confabuladores. Hemos visto las tramas más infames con las que el partido gobernante echa mano de todos los recursos ilegales para burlar la voluntad de más de tres millones y medio de ciudadanos hondureños que el 30 de noviembre anterior le dimos un no rotundo en las urnas a las pretensiones del PLR de mantenerse en el poder.
Una intención tan malsana del partido gobernante PLR, hacer hervir la sangre de los hondureños y no solo causa estupor en la comunidad internacional, sino que, hace que los países amigos se tornen solidarios con el Consejo Nacional de Elecciones, que es la única institución que ha estado defendiendo la majestuosidad de la ley y el derecho de los hondureños de elegir en forma transparente a nuevas autoridades gobernantes. Los hondureños no estamos dispuestos a que se nos irrespete de la forma más infame como lo está haciendo el PLR y su máximo líder Mel Zelaya.
En un sistema electoral democrático cuando la inmensa mayoria del pueblo se expresa en las urnas, a los perdedores no les queda más que acatar la expresión mayoritaria. Al resistirse a reconocer el amplio mandato popular expresado en el voto, el PLR incurre en una barbaridad que lo hace merecedor a una condena en todo sentido, dentro y fuera del país; a eso se debe que la comunidad internacional se mantiene vigilante de que el Consejo Nacional de Elecciones termine el escrutinio y proceda a la declaración cuanto antes. Porque saben que Mel Zelaya y su partido PLR actúan como la barbarie política que se apoderó temporalmente de Honduras, aprovechando las malas ejecutorias de los últimos gobiernos.
El PLR gobernó durante cuatro años en los que demostró que su preocupación no era procurar el bienestar y la felicidad del pueblo hondureño. Fueron cuatro años destructivos de la economía, en los que centenares de empresas inversoras abandonaron nuestro país para instalarse en otros países buscando la seguridad jurídica, una desatención desnaturalizada del sistema de salud al abandonar los principales hospitales públicos, un cultivo de la corrupción en todas las esferas de la administración pública, donde la impunidad estuvo a la luz del día por la creencia generalizada de que sus corruptos eran corruptos honrados. El manoseo confeso de los dineros públicos hizo prever que la Presidente Xiomara Castro engañaba a los hondureños al prometer la instalación de la cacareada CICIH, que constituyo la farsa más grande de su gobierno. En fin, el gobierno del PLR fue un verdadero cataclismo por el desorden y la corrupción que imperaron los cuatro años. En sí, estos cuatro años el PLR fue la barbarie política destruyendo a Honduras.
Un pueblo aguantador como ha sido el pueblo hondureño se cansó, y decidió castigar al PLR, que resultó arrollado en las urnas. Con este resultado electoral el PLR debería demostrar que tiene un poco de vergüenza política y aceptar el veredicto de la inmensa mayoria del pueblo hondureño. Su pretensión de aferrarse al poder usando una serie de sirvientes politicos para ejecutar artimañas, es tan indecente que hace que la comunidad internacional acuda a evitar que, mediante el miedo que busca infundir con sus grupos violentos, se salga con la suya.
Pero, la democracia hondureña que se defiende con las unas, porque solo cuenta con las dos consejeras del CNE, afortunadamente tiene el respaldo de la comunidad internacional para evitar que el PLR se robe nuestra democracia. Y la opinión pública hondureña, que no nos hemos dormido y permanecemos atentos para evitar que el desastre que es el PLR, se quede con nuestro país que se merece mejor suerte en todo sentido. La confabulación del PLR para desconocer el mandato mayoritario expresado en las urnas, será derrotada y recibirá una soberbia lección, cuando el CNE haga la declaratoria final de las elecciones del pasado 30 de noviembre en las próximas horas.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 23 de diciembre de 2025.
