
Por Nery Alexis Gaitán
El pueblo hondureño dio una gran lección de civismo al votar masivamente el pasado domingo 30 de noviembre. Los hondureños le enseñamos al mundo que somos un pueblo pacífico y que amamos el sistema democrático en que vivimos. Contrario a los pronósticos adversos, las elecciones se desarrollaron con gran calma y en un ambiente de paz.
El pueblo hondureño manifestó su voluntad de defender la democracia, que había estado seriamente afectada por la administración de Libre, ese partido izquierdista que trató de instaurar el fracasado socialismo del Siglo XXI en nuestro suelo patrio. El voto de castigo no se hizo esperar, y tal como lo habían manifestado encuestas serias, la candidata oficialista ha sido relegada a un lejano tercer lugar, sin posibilidad alguna de optar a la presidencia.
El mensaje de los hondureños a los de la Refundación fue un claro y contundente rechazo a la agenda política izquierdista que desea conflictuar nuestro sistema democrático. Y es que la pésima administración gubernamental de Libre, ha agravado los problemas sociales que enfrentan los pobres de Honduras.
De todos es sabido el fracaso de esta administración, que ha hecho la vida mucho más cara para el hondureño pobre, que son la mayoría. Así como todas las promesas incumplidas, el colapso del sistema de salud, de educación pública; la inseguridad ciudadana, la delincuencia común y el incremento de la extorsión, de las actividades del narcotráfico y del crimen organizado, sólo por mencionar algunos males que ha ocasionado esta administración izquierdista.
Pero, aun con el contundente rechazo a Libre, los refundadores no quieren dejar el poder en paz, y están tratando de crear una crisis post-electoral, ante el estrepitoso fracaso de su candidata. Veamos qué está pasando. Hay un empate técnico entre los candidatos del Partido Nacional y Liberal, aunque el último conteo ponía en primer lugar a Tito Asfura por una cantidad de alrededor 20 mil votos. Hasta aquí todo bien.
El problema se ha presentado con la compañía contratada, ASD colombiana, para que realice el TREP y luego el recuento general. Pero esta compañía ha sido víctima de cyber ataques y ha detenido la transmisión de datos en varias ocasiones. Pero las consejeras del CNE, han salido al paso y dejado muy en claro que el proceso sigue y será llevado a feliz término y habrá declaratoria del nuevo presidente electo. Y se desarrollarán con normalidad los procesos de Contingencia 1 y 2, haciendo un recuento total de actas. Por lo que han hecho un llamado a la calma a los partidos políticos y que se esperen los resultados finales, los cuales podrán ser verificados por todos los partidos ya que tienen copia de la totalidad de las actas.
Pero como siempre hay un pelo en la sopa y los dirigentes de Libre no tienen la hidalguía ni el suficiente amor a Honduras, se niegan a reconocer su apabullante derrota. Y desde ya están hablando de un fraude electoral y han solicitado la nulidad de las elecciones.
Nada más absurdo ya que su candidata apenas ha llegado al medio millón de votos y ha sido ampliamente rechazada por los hondureños, a tal grado que no ganó ni en Talanga, de donde es originaria. Cancelar las elecciones sería una burla al pueblo hondureño y no se respetaría su voluntad popular expresada en las urnas.
Afortunadamente, la Constitución y la Ley Electoral son claras al respecto y no dan lugar al pataleo y caos que Libre quiere imponer.
El CNE debe responderle al pueblo hondureño y efectuar el conteo final lo más pronto posible para eliminar esta incertidumbre política, que no es nada bueno para la paz yla tranquilidad del país.
Lo cierto es que no hay que ver este retraso en la declaratoria de presidente electo
como una crisis post-electoral, sino como una circunstancia que pronto será
solucionada. El amor a Honduras debe prevalecer.

