A votar por Honduras

Por Nery Alexis Gaitán

Ejercer el voto, además de ser un derecho ciudadano, es un deber para que nuestro sistema democrático se mantenga vigente. Asimismo, garantiza la alternancia en el poder y evita que malos hondureños deseen seguir gobernando en contra de la voluntad popular. Votar es construir la patria que
todos anhelamos.

El voto sí hace la diferencia en la medida que se ejerce de una forma razonada, ya que se eligen las personas idóneas para ocupar los cargos de elección popular, el presidente, diputados y alcaldes. Esto es realmente lo importante, se debe entender que no se puede seguir votando por tradición, sino seguimos en lo mismo, votando por quienes no representan los intereses del pueblo y sólo están interesados en saquear los bienes del Estado.

Votar conscientemente implica haberse informado de la trayectoria de los candidatos por los cuales se votará. Sobre todo, cuál ha sido su trayectoria, si su accionar ha sido ético y honesto o si ha estado señalado, por presuntamente haber participado en actos de corrupción. Esta condición de honestidad debe ser esencial, lo que determine si se votará por este candidato o no. Votar en plancha es negarse el derecho a pensar e investigar por quien se votará. Jamás debe hacerse. El voto, que es valioso para la patria y el bienestar de las familias, no se debe botar de esta manera.

Y es que Honduras ha sido gobernada por malos hondureños, que se han enriquecido a costa del pueblo y lo han condenado a la pobreza y la miseria. Tal como lo hemos manifestado tantas veces, la corrupción, avalada por un alto grado de impunidad, es la tragedia que hemos vivido los hondureños desde siempre.

Honduras es un bello país con gran cantidad de recursos naturales, los que desgraciadamente han sido saqueados, y los beneficios de estos recursos no los ha gozado el pueblo. Es lo de siempre, los corruptos se han servido con la cuchara grande condenándonos a vivir en un país pobre, con carencias de todo tipo.

Es lamentable la poca calidad de vida de la mayoría del pueblo, que es muy pobre, y hay miles que ya viven en la miseria, sin poder comer los tres tiempos diarios. El sistema de salud está colapsado, los hospitales y centros de salud están desabastecidos, la mora quirúrgica es altísima; el personal médico tiene que hacer huelga para que les paguen. La educación pública es pésima, sin supervisión alguna. Las carreteras son un desastre. El agro está abandonado.

Se ha incrementado el desempleo producto de una política económica fracasada. Al respecto, se rompieron relaciones con Taiwán que era un gran benefactor de nuestro pueblo y se establecieron relaciones con China, que en nada ha beneficiado al país; y, de paso, apoya a Libre en su afán de continuar en el poder.

La canasta básica está carísima, el salario mínimo es insuficiente para cubrir las necesidades básicas. La seguridad ciudadana está en precario, las masacres son continuas; la delincuencia común, la extorsión y las actividades del narcotráfico y del crimen organizado tienen esclavizado al pueblo. La
situación social es en verdad muy dura para los pobres.

Para transformar esta amarga realidad hay que votar este 30 de noviembre con consciencia, saber en verdad a quién se le da el voto y porqué. Seguir votando por los enemigos de siempre sólo es avalar la corrupción y el saqueo de los bienes nacionales.

Votemos por candidatos honestos, que estén interesados en mejorar la calidad de vida de los pobres de Honduras. Votemos por candidatos demócratas que defiendan nuestro sistema de vida. Votemos por candidatos jóvenes que no tengan indicios de ser corruptos y que amen al pueblo.

Este domingo, votemos por Honduras, pero especialmente no botemos el voto. Honduras es primero.