Corrupción y elecciones

Por Nery Alexis Gaitán

Honduras es un bello país. Tiene recursos naturales renovables y no renovables en abundancia. Por lo tanto, debiese ser un país muy próspero, digamos de primer mundo con una alta calidad de vida. Los hondureños somos nobles y generosos y siempre optamos por socorrer al necesitado. Y debiésemos tener el mejor destino de felicidad en la vida. Trabajar por el bien de todos debería ser la norma de vida en el país. No hay ninguna razón real, de vida, que nos impida tener la prosperidad a que tenemos derecho.

Pero la realidad de Honduras ha sido distinta desde siempre. Hemos sido un país explotado, vilipendiado, y han explotado todos nuestros recursos sin misericordia alguna. Se han robado impunemente nuestros recursos naturales, el oro la plata, desde los españoles, británicos, hasta los norteamericanos; cada uno nos ha saqueado a su manera.

Honduras, siendo un país tan rico, tiene una población muy pobre; los índices de pobreza son del 63%, es una amarga contradicción: país rico, población muy pobre. El umbral de la miseria anda alrededor del 40%, hay hogares que no tienen recursos ni para comer los tres tiempos al día. Y ni mencionemos las
necesidades que tienen en salud, empleo y educación porque es para que nos pongamos a llorar.

El 5% de la población son los ricos, dueños del país. Que han creado emporios económicos en el agro, las industrias, la banca… Y han continuado explotando al pueblo con fines mezquinos; aunque son los que generan empleos, explotan a los trabajadores y los condenan a una vida de pobreza y miseria.

Todo este injusto sistema de vida está amparado en la corrupción, que es nuestra tragedia nacional y está protegida bajo la impunidad. Los grandes corruptos no van a la cárcel nunca; sólo los pobres, por eso es que en nuestro suelo la serpiente de la justicia sólo muerde a los descalzos.

Los corruptos, de todos los tiempos, nos han condenado a la pobreza y la miseria. La corrupción se ha instaurado en toda la sociedad. Todos los partidos políticos están llenos de corruptos; lo mismo muchos empresarios privados, que se han aliado con políticos deshonestos para robarse el presupuesto nacional.

El político hondureño carece de valores, y en las últimas décadas ha tocado fondo en la ignominia. Roba sin cesar, descaradamente, y hace las sinvergüenzadas más terribles con tal de llegar y mantenerse en el poder con el fin de darse una vida de lujos sin importarle que le roba a los pobres.

Por eso vivimos en un país pobre, los corruptos nos han condenado a vivir amargamente. Aquí todo es corrupción por eso el sistema de salud está colapsado, la educación pública es ineficiente, el agro no está desarrollado, las carreteras están hechas pedazos, los índices de desempleo son altísimos, la delincuencia, las maras y la extorsión dañan a la población trabajadora, y dejemos de mencionar tantos males sociales que tenemos los hondureños por culpa de los corruptos.

Ahora que estamos a pocos días de las elecciones generales, los hondureños debemos votar conscientemente, debemos informarnos sobre los planes de gobierno de los candidatos presidenciales, investigar los candidatos a diputados y alcaldes para no votar por los corruptos de siempre. Rechacemos a todos aquellos políticos que están señalados en actos de corrupción y que descaradamente se están postulando a cargos.

Rechacemos a aquellos políticos que mantienen un discurso de odio y de división de la familia hondureña. Los hondureños estamos cansados de los conflictos que generan los políticos deshonestos y no deseamos más violencia política en estas elecciones generales. Los hondureños deseamos vivir en paz, con prosperidad, con empleo y salud.

Este 30 de noviembre no votemos por los enemigos de los pobres, por los corruptos que nos han condenado a la miseria. Los hondureños merecemos un mejor destino en la vida.