
Dar palos de ciego es ir haciendo cosas al tuntún, es decir, sin saber exactamente lo que se está haciendo, ni cómo, ni por qué, ni para qué. Dar palos de ciego es una expresión negativa que señala duda e indecisión, y por este motivo todo lo que se hace resulta negativo. Para rematar, se dice que alguien da palos de ciego cuando con frecuencia procede sin tino y a lo loco en un asunto delicado. La Secretaría de Turismo demostró lo que es dar palos de ciego en la pasada Semana Morazánica, donde el Gobierno de Xiomara Castro pagó los patos con un resultado terriblemente bochornoso.
Resulta que muchos hondureños atraídos por la propaganda salvadoreña de que, en aquel país se disfruta un clima de seguridad y tranquilidad, decidieron darse un taco de ojo para comprobar si las cosas estaban tan bien como las han venido pintando. Y parece que a los compatriotas les fue muy bien en El Salvador, porque al nomás cruzar la frontera, las autoridades salvadoreñas les habían preparado comités de recibimiento con agua fresca y algunos bocadillos ligeros que a los catrachos les cayó de perlas. Por supuesto que este trato de abundante cortesía no lo inventaron los salvadoreños, han estudiado lo que hacen los europeos y lo están poniendo en práctica con buenos resultados. Los franceses que inventan humo de la nada y son capaces de venderles toneladas de hielo a los esquimales, descubrieron hace muchos años que el turismo era una industria y que el secreto estaba en tratar bien a los turistas en todo sentido.
¿De dónde creen que salió la célebre melodía «Pobre Gente de París» invitando a la gente de todos lados a que fueran a compartir su mundo porque en París la gente solo pensaba en el amor? ¿Y qué eran otras exquisitas melodías como «Le Mar» y «Bajo los Puentes de París»? Eran canciones que tenían la mejor propaganda turística. Sin duda que los funcionarios turísticos que tiene Bukele se han duchado en las prácticas de atracción turística que tienen los europeos. En cambio, los zonzos funcionarios de la oficina turística del actual Gobierno de Xiomara han echado a perder los avances que se habían logrado en años anteriores cuando se realizaron movimientos dinámicos en los diferentes sitios turísticos hondureños que atraían a salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses. Hoy por la inseguridad que ha crecido en Honduras, hasta los propios hondureños buscan disfrutar sus periodos vacacionales con especial interés en El Salvador, donde el factor seguridad es fundamental.
En estos últimos años el rubro turístico hondureño ha ido de mal en peor, la situación se agravo este ano cuando miles de compatriotas decidieron disfrutar la Semana Morazánica en El Salvador. Y al paso que va, con una titular de turismo que en pleno feriado se trasladó a Japón, imaginamos que a turistear, porque turistas japoneses vienen muy pocos a Honduras, corremos el riesgo de que el turismo hondureño desaparezca, engullido por el atractivo que tiene El Salvador por su clima de tranquilidad y paz que le adorna hoy en día como el país más seguro y tranquilo del continente.
El cambio político que ha tenido El Salvador es admirado en casi todo el mundo, excepto por las severas restricciones a la libertad de expresión, no hay país del mundo que no «ensalce» y alabe al nuevo gobierno salvadoreño, que entre otras estrategias inteligentes, ha puesto en marcha un trato turístico muy preferencial para los turistas hondureños que son recibidos con un trato más que cordial, «a piquito que queres» como dicen los españoles. En cambio, corroído por la envidia, un funcionario cabeza de mozote del Gobierno de Xiomara Castro, pidió a su similar salvadoreño que dejaran de regalarle agua y golosinas a los hondureños. ¡Imagínense ustedes! Para brutos no se estudia, porque se nace con ese incordio desde la cuna.
Con funcionarios como los actuales, la Secretaría de Turismo y la industria turística hondureña estarán condenados a ir en el furgón de la cola. Y más con el comportamiento observado por las actuales autoridades hondureñas de turismo, de enojarse con sus colegas salvadoreños por tratar bien a los visitantes hondureños, es una especie de haraquiri ideológico, porque lo razonable es invitar a los salvadoreños a que sigan visitando Honduras, como lo hacían anteriormente, ofreciéndoles un trato preferencial como el que disfrutan los hondureños cuando visitan El Salvador.
Pero si la Secretaría de Turismo de Honduras se sigue manejando con las extremidades inferiores (entiéndase manejándose con las patas), más el ambiente de violencia que nos retrata como un país sitiado por la criminalidad, Honduras perderá el turismo como fuente de ingresos. Y estará en la cola del furgón de la cola, añorando los tiempos pasados, cuando el turismo se volvió un rubro muy atractivo, hoy, lamentablemente caminando por el precipicio.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 6 de octubre de 2025.